Es posible que la característica del ser santiagueño halle en Los Cantores de Salavina -el conjunto nacido a fines del 50′, casi con seguridad en 1959- una primera forma de identificarse plenamente, en lo que a proyección artística «moderna» se refiere.
La acepción es aplicada en mérito al antecedente de Andrés Chazarreta, allá por el remoto año 1921.
Agustín Carabajal, los hermanos Luciano y Osvaldo Duthu y Antonio Ramírez fueron los que inauguraron la difusión del cancionero santiagueño ofreciendo, básicamente, una impronta que marcó con fuerza a las generaciones posteriores al grado de convertirse en referentes por muchos años.
La presencia en Buenos Aires, las actuaciones en las radios -básicamente en Radio Belgrano- el acceso a las grabaciones y las habituales actuaciones cn televisión fueron facilitando al cuarteto el rápido ascenso a la popularidad.
Agustín Carabajal abandona su puesto en el conjunto a fines de julio de 1963 y es reemplazado por Víctor Quinteros.
Poco tiempo después, el 15 de octubre de 1963, un fatal accidente termina con la vida de tres de los integrantes, salvo Osvaldo Duthu, quien al año siguiente continúa con Pedro “Coco” Díaz -con los años solista de renombre e inclinado a la música litoraleña, también autor y compositor- Hugo Quinteros y Pedro Heredia aquella idea musical original.
Una idea que se asemeja grandemente a lo ofrecido hasta entonces, y que va sufriendo posteriormente sucesivos cambios de sus integrantes, hasta que, a finales de la década del 70′, la formación se extinguió.
Una de las últimas integraciones estuvo constituída por Osvaldo Duthu, Ricardo Giménez, Miguel Vega y Carlos Juárez (1975).
Entre las obras registradas «Chacarera del violín» y «La olvidada», son parte de cierta «antología cancionera» del conjunto. «Zambita de allá» y «Salavina» son también dos zambas inolvidables en la historia de Los Cantores de Salavina.
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