Los números de De Rossi en Boca

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Daniele De Rossi llegó a Boca cuando faltaban seis días para terminar julio. Más precisamente, el 25 de ese mes. Y se va del club cuando solo pasaron seis días de enero. En esos 165 días, el italiano jugó siete partidos. Demasiado poco para la ilusión que lo llevó a dejar la comodidad que le prometía Europa y embarcarse a un desafío totalmente desconocido. Nunca siquiera había estado en Argentina. Pero el sueño de ponerse la camiseta xeneize pudo más.

Su debut fue el 13 de agosto, frente a Almagro en el estadio Ciudad de La Plata, por la Copa Argentina. La presentación se había hecho esperar por la inactividad que acumulaba y la puesta a punto desde lo físico que necesitaba. Y esa helada noche tuvo sensaciones encontradas: convirtió su único gol en el club, pero el equipo se fue eliminado por penales después del 1-1. El italiano fue titular y jugó 76 minutos.

El 18 completó el encuentro en la victoria 2-0 ante Aldosivi en su primera vez en la Bombonera. Lo mismo sucedió a la semana siguiente, el 25, cuando Boca superó como visitante a Banfield por 1-0 y De Rossi estuvo en cancha todo el partido. Luego ingresó en los últimos 11 minutos en el empate sin goles como local con Liga de Quito que sirvió para abrochar la clasificación a las semifinales de la Copa Libertadores tras el 3-0 en Ecuador.

El 1º de septiembre fue titular -y salió reemplazado a los 23 minutos del complemento- en el Superclásico correspondiente a la Superliga en el Monumental que terminó en cero. El 24 ingresó en los 26 minutos finales de la victoria sobre Unión por 2-0 en la Bombonera y su último encuentro fue el 8 de diciembre, cuando el conjunto de Gustavo Alfaro cerró el año con la caída contra Central en Rosario por 1-0. El Tano estuvo de arranque y fue sustituido a los 25 del epílogo.

En el medio, los problemas físicos no lo dejaron trabajar con normalidad y demostrar la jerarquía que evidencia su rica carrera. Una lesión muscular amenazaba con dejarlo fuera del primer cruce con River por la Copa Libertadores y su decisión de arriesgar con el objetivo de intentar llegar le jugó una mala pasada. Tan solo pudo estar en el banco durante la revancha y no ingresó.

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