Marcos Peña es cuestionado por figuras prominentes de Cambiemos y del establishment local. A Nicolás Dujovne varias veces le escribieron la necrológica en los chats que circulan en Casa Rosada. Y Jaime Durán Barba hace tiempo que se transformó en un blanco móvil de un puñado de ministros y secretarios que aún dudan de la certeza de los algoritmos y el big data para derrotar al peronismo. Mauricio Macri conoce todos los cuestionamientos que caen sin piedad sobre Peña, Dujovne y Durán Barba, pero eligió esta troica de poder para vencer a Cristina Kirchner y renovar por cuatro años su mandato presidencial.
María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta tienen poder territorial, son incondicionales de Macri e integraban un ámbito de debate político que todavía se conoce en la jerga como «Mesa Chica». Se reunían en el primer piso de la Casa Rosada y analizaban las estrategias de gobierno que después Macri ejecutaba día tras día. Pero la última crisis de gabinete enfrentó a Vidal y Rodríguez Larreta con Peña, y desde ese momento la Mesa Chica perdió peso específico en la agenda presidencial.
Cuando Macri ajustó las tarifas a mediados de año y quebró la secuencia del gradualismo económico, Elisa Carrió (Coalición Cívica) y Alfredo Cornejo (UCR) cuestionaron en público esa decisión política y reclamaron una mayor participación en la gestión cotidiana del Gobierno. El presidente aceptó los planteos de sus socios de Cambiemos y abrió su agenda para mantener encuentros por separados con Carrió y la conducción del radicalismo. Ese gesto duró muy poco: Carrió cruzó a otro andarivel político cuando embistió contra los ministros German Garavano y Patricia Bullrich, y Cornejo se cansó de proponer medidas alternativas que la Casa Rosada recibía con esmero y desechaba a la velocidad del rayo.
Dujovne iba a caer como ministro de Hacienda y Carlos Melconian estuvo cerca de transformarse en un superministro de Economía y Finanzas. Se ahogo en la orilla. Exigió un poder concentrado que hubiera sido imposible de ejecutar con Peña como jefe de Gabinete. Macri no dudó y preservó a Peña, mientras Melconian aguarda su turno con paciencia. El economista cree que, tarde o temprano, su turno llegará.
Sin Melconian en el Gabinete, y apoyado a la distancia por Christine Lagarde, Dujovne acumula poder y descarta adversarios internos. Ya colocó a Guido Sandleris en el Banco Central y hace pocas horas despidió a Javier Iguacel como secretario de Energía. Iguacel tiene una formidable autoestima y creyó que podía limar a Dujovne al compás del aumento del riesgo país y la crisis económica. Macri tampoco dudó con Dujovne e Iguacel se despidió con un simple tuit redactado en argot juvenil y un obvio llamado a la épica.
El empoderamiento de Peña y Dujovne se pudo constatar con la designación del futuro secretario de Energía. Se trata de Gustavo Lopetegui, un economista honesto y fanático del trabajo, que fue vicejefe de Gabinete junto a Mario Quintana. Lopetegui continuó asesorando en silencio en Balcarce 50, mientras que Quintana optó por acercarse a Carrió y buscar una carrera universitaria que satisfaga su conocida necesidad de saber qué pasa en el mundo. Lopetegui volvió a la función pública, Quintana no.
Ministros, secretarios, senadores y diputados con profundo pasado político consideran un error estratégico colocar a Cristina como única adversaria electoral de Macri. Piensan que esa estrategia puede implicar una autoprofecía política y proponen alentar también a los otros sectores del peronismo para llegar con mayor solidez a un eventual balotaje. Durán Barba replica que la mejor adversaria de Macri es CFK y que si la economía ayuda es posible que se logre la reelección presidencial en primera vuelta.
El ala política de Cambiemos no coincide con el consultor ecuatoriano y cree que hay que prepararse para un peronismo unido y en un contexto de continuidad de la crisis económica. Durán Barba aconsejó anunciar el último ajuste de tarifas antes de fin de año y considera que la situación social iniciará su mejoría a partir de abril. Para este consultor presidencial, la mejora de la economía atenuará el impacto social del aumento tarifario que pega a la clase media, base electoral de Cambiemos en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
Vidal se encontrará con Macri hacia fines de enero; Rodríguez Larreta visitará Balcarce 50 antes de viajar por vacaciones; es probable que Cornejo reciba al presidente en la fiesta de la Vendimia y que Carrió firme una tregua política durante una cena en Olivos. Todos integran Cambiemos, todos tienen poder real y todos conocen cómo funciona la política local en época de elecciones.
Pero Macri ya decidió a su troica de poder para enfrentar a CFK. Peña, Dujovne y Durán Barba ahora integran un cerrado círculo político que sólo puede implosionar ante una nueva crisis económica. En apenas once meses, serán llamados arquitectos de la victoria presidencial o mariscales de la derrota. El ejercicio del poder no es una ciencia exacta.