Manu Ginóbili habló sobre su futuro y le puso fecha a su decisión sobre si seguirá jugando

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El panorama es desalentador para San Antonio . Al borde de la eliminación en las finales de la conferencia del Oeste frente a uno de los equipos más poderosos de la NBA , un plantel diezmado intentará lograr una hazaña que nunca nadie en la historia de los playoffs alcanzó: remontar un 0-3. El primer paso, minúsculo, será mañana, en un desafío urgente: tienen que ganar o ganar para no ser eliminados. Sin Tony Parker, con Kawhi Leonard y David Lee en duda, cualquiera claudicaría ante su infortunio. San Antonio acusó el sacudón anímico de la lesión de su máxima estrella en el segundo encuentro y, aunque revitalizados, su recuperación no fue suficiente para evitar otro traspié en el tercer duelo.

Sin embargo, San Antonio seguirá luchando gracias al liderazgo de dos hombres: Jonathon Simmons y Manu Ginóbili , el máximo anotador de su equipo con 21 puntos en casi 18 minutos en la derrota por 120 a 108 que su equipo sufrió el sábado.

«Conocen a Manu. Eso es lo que él hace. Es un guerrero. Va a luchar hasta el final», reflexionó Danny Green en el vestuario cuando el reloj pisaba la medianoche de San Antonio.

«No sabemos si va a estar Kawhi, Lee posiblemente no y Tony ya sabemos que no. Pero con lo que tengamos hay que ir a dar batalla. No hay otra opción posible. ¿Vamos a sentirnos tristes? No, a nadie le importa. Así que hay que ir a pelear y competir. Si surge, tenemos nuestro partido perfecto y ganamos, vamos al próximo. Sino, frente en alto, tranquilos por el trabajo realizado, le das la mano y te volvés a tu casa», analizó Ginóbili.

El argentino fue la figura y el líder espiritual de San Antonio, como si fuera una noche de 2005. En unos playoffs que se habían presentado adversos tras no sumar siquiera un punto en sus cuatro primeros cruces frente a Memphis Grizzlies, Ginóbili rescató del arcón de los recuerdos su mejor versión para empapar el presente de nostalgia y hacerse cargo, tal vez por última vez, de la franquicia con la que ganó cuatro anillos.

Su importancia fue otra vez más allá de los números. Cuando nadie se hacía cargo de la pelota, apareció Ginóbili. Cuando sus compañeros estaban golpeados, irrumpió su liderazgo. Cuando la ofensiva se atascaba, rejuveneció el bahiense y volvió a penetrar burlándose del pasado.

Como en los viejos tiempos, Ginóbili se adueñó de la narrativa de la NBA. El mundo habló de él después de otra fantástica actuación que desafió cuanta ley física se haya escrito. Con casi cuarenta años, Manu Ginóbili fue uno de los mejores en una final de conferencia frente al equipo más versátil y talentoso de la liga. Todos se rindieron otra vez a sus pies, aunque él no quiera saberlo por ahora: «No sé que se está hablando ni como lo están siguiendo. No me sirve a mi, lo que me sirve habitualmente es concentrarme en el próximo partido y aislarme de todo el resto».
Este lunes, cuando San Antonio vuelva a batallar sobre el parquet frente a Golden State, podría ser su último partido en la NBA. Ginóbili demostró que su físico aún le permite ser competitivo y que de talento va sobrado, por lo que su futuro depende pura y exclusivamente de sus ganas: «Cuando termine veré, no depende de si puedo jugar o no. No depende mucho más de si tengo ganas y si mi cuerpo está listo para otros diez meses de toda esta vorágine. Cuando termine la temporada espero tres o cuatro semanas, si siento que soy un ex jugador lo anuncio y se acaba. Si pienso que todavía tengo para dar y que puedo disfrutar de esta aventura, seguiré».

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