Veinticuatro horas después de su discurso frente a la Asamblea Legislativa en el Congreso, Mauricio Macri inauguró una «nueva etapa» de su gobierno.
Lo hizo este viernes en la tradicional reunión de gabinete ampliado, frente a cientos de funcionarios de Cambiemos en el Centro Cultural Kirchner (CCK).
El Presidente, según confiaron a este medio, pidió no hablar más de la «situación heredada» y poner un ojo en la agenda del futuro, en línea con lo que planteó ayer en la inauguración de las sesiones ordinarias.
Y reclamó a sus funcionarios «contagiar el entusiasmo de la gestión».
Es que cerca del jefe de Estado dan cuenta de que hay un abismo entre la gestión y la «percepción». Es decir, entre la realidad y lo que percibe la sociedad. Es la justificación del entorno presidencial para chapear con algunos repuntes de la economía, como la venta de autos o de cemento.
Fue parte de lo que desmenuzó Nicolás Dujovne, que trazó un alentador panorama económico en el CCK, lo que Macri calificó ayer como «crecimiento invisible». Al ministro de Hacienda lo siguieron el de Turismo, Gustavo Santos, y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, que habló después del encuentro en conferencia de prensa.
Macri se refirió además a las denuncias que pesan sobre decenas de funcionarios en los tribunales federales de Comodoro Py, horas después de que volviera a posarse la lupa sobre el jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, respaldado esta mañana por Peña.
Según el Presidente, todas las denuncias por corrupción o irregularidades terminaron archivadas.
En tanto, ni el jefe de Estado ni el jefe de Gabinete volvieron a ahondar en el gabinete ampliado de esta mañana en la discusión por la despenalización del aborto, uno de los principales debates de las últimas semanas, del que ayer Macri volvió a referirse en su discurso en el Parlamento.
En la conferencia de prensa en el CCK, Peña había dejado la puerta abierta esta mañana a un posible veto por parte del Gobierno en caso de que prosperara la iniciativa en el Congreso.
Colaboradores muy cercanos al Presidente aseguraron sin embargo que no hay «ninguna posibilidad» de vetar una ley vinculada a la interrupción voluntaria del embarazo, si es que obtiene luz verde del Parlamento.
