Melania Trump reapareció este martes de entre las sombras de la Casa Blanca para una evento literalmente real: recibir a los reyes de España, Felipe VI y su esposa Letizia. Pero algo salió mal.
Si bien la primera dama de Estados Unido y la reina Letizia mostraron cordialidad en su primer encuentro junto a sus maridos, Melania «metió la pata», más bien la cruzó.
La prensa española critica este miércoles a la bella primera dama norteamericana por los errores de protocolo que cometió al recibir a los reyes. Uno fue «grave»: cruzar las piernas.
«Era la primera vez que se reunían y de su encuentro han quedado anécdotas como los errores protocolarios de la primera dama, Melania Trump», escribió este miércoles el diario ABC de España.
«Quizá fue el tiempo revuelto, ya que a su llegada a la Casa Blanca los recibió una lluvia que pronto pasó a tormenta, o quizá simplemente fuera la espontaneidad que de pronto ha resurgido en ella, el caso es que a la hora de saludarse, mientras Trump y Don Felipe se dieron la mano, Melania se precipitó y le dio dos besos en la mejilla a Doña Letizia», se horrorizó ABC.
A este error, que bien podía presuponer cercanía entre ambas, algo poco característico de un primer encuentro, sigue ABC, Melania recayó en un segundo error de protocolo. Durante la recepción en el Despacho Oval, la mujer de Donald Trump cruzó las piernas, algo que está mal visto en este tipo de reuniones.
El encuentro sirvió para que los dos matrimonios se conocieran por primera vez.
Según ABC, la cita estuvo llena de «despistes». Además de los besos y las piernas cruzadas, hubo un momento de confusión a la hora de ubicarse para posar ante los medios. Primero, Donald Trump se posicionó al lado de su mujer y, junto a ella, Doña Letizia.
Sin embargo, según el monárquico ABC, esta ubicación dejaba desplazado a Felipe VI. Finalmente, el presidente estadounidense opta por dejar el espacio a su lado para el Rey.
Poses sonrientes y té entre chicas
Melania Trump y la reina Letizia en la Casa Blanca./ EFE
La visita arrancó con poses sonrientes en el exterior de la residencia presidencial. Luego siguió en el Despacho Oval, donde permanecieron los cuatro mientras los dos jefes de Estado intervenían ante la prensa.
Ya sin medios, prolongaron el encuentro unos minutos más y a continuación Trump y el rey siguieron reunidos, mientras que sus esposas salieron del despacho.
La primera dama y la reina se desplazaron al salón rojo para tomar un té y charlar. No se sabe si allí Melania volvió a romper el protocolo.
Ambas son de la misma generación: la esposa de Trump tiene 48 años y la reina cumplirá 46 en septiembre.
La visita real sirvió para poner otra vez a Melania en escena. No se la veía desde hace semanas. Se la vio con buen aspecto físico después de que el pasado 14 de mayo se sometiera a una intervención de riñón que la obligó a estar hospitalizada varios días.
EFE
Según reveló después en Twitter Melania, ella y la reina hablaron sobre la infancia en ese encuentro en privado: «La reina Letizia y yo disfrutamos de un té y tiempo juntas, centrándonos en las formas en las que podemos influir positivamente en los niños».
En el caso de la reina, es la segunda ocasión en la que está en la residencia oficial, después de que acompañara a Felipe VI a la cita que tuvo con el expresidente Barack Obama y su esposa, Michelle, en septiembre de 2015.
En aquella ocasión, Michelle Obama también invitó a tomar un té a la reina, el día en que cumplía 43 años, y luego le enseñó el huerto ecológico que plantó para fomentar la alimentación saludable.
Melania Trump ha mantenido un perfil bajo desde que Trump llegó a la Casa Blanca, aunque el pasado mes de mayo presentó una iniciativa como primera dama para promover una vida más sana para los niños y combatir el acoso en internet y el abuso de opiáceos.
No obstante, esta semana los medios recogieron la crítica lanzada contra la política migratoria del gobierno de su marido por la separación de padres e hijos indocumentados.
«La señora Trump odia ver a los hijos separados de sus familias y espera que ambas partes puedan unirse», rezaba un comunicado emitido por su portavoz.
Rompiendo con la tradición, Melania no se mudó a la Casa Blanca cuando su marido asumió el poder en enero de 2016 y, durante seis meses, siguió viviendo en su ático de la Torre Trump en Manhattan (Nueva York) con su hijo.
Fuente: agencias