Miguel Lifschitz: «No voy a respaldar una candidatura de Massa, Urtubey o Pichetto; pero de Lavagna, sí»

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Miguel Liftchitz afronta el último año de mandato en Santa Fe y trabaja en un armado nacional que pueda ser competitivo en las elecciones de este año. Respalda una posible candidatura de Roberto Lavagna y desestima la posibilidad de trabajar por las candidaturas de Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y Miguel Pichetto.

En una entrevista con Infobae aclara cual es su hoja de ruta y los límites que tiene su proyecto político. «Los políticos debemos darle una solución a los argentinos que no llegan a fin de mes. Una respuesta que no sea una candidatura», afirma.

-El nombre del momento es Roberto Lavagna. Estamos en enero de un año electoral. ¿Por qué cree que en este momento está en el centro de la escena?

-Por la figura que es Roberto Lavagna. Un hombre experimentado, un economista sólido y una persona de diálogo. Sacó al país de una crisis muy profunda como la del 2001. Hay una gran expectativa de gran parte de la sociedad de escuchar una voz y un proyecto distinto. De pensar que puede haber cosas distintas para los próximos cuatro años y no más de lo mismo, que es lo que prometen los dos candidatos más instalados.

-Mauricio Macri y Cristina Kirchner…..

-El Presidente propone profundizar el modelo y Cristina volver al pasado. Volver a la experiencia que mostró sus limitaciones para resolver los problemas de la Argentina.

-¿Qué pasó con la dirigencia política en esta década, que estamos nuevamente hablando de Lavagna como una posibilidad? Fue candidato en el 2007, hace más de diez años.

–El problema de la dirigencia argentina es que se quedó sin proyecto. Hoy ni el oficialismo ni buena parte de la oposición tienen un proyecto. Lo único que tienen es aferrarse al pasado. Al pasado más lejano o al más reciente, y tratar de reflotar cosas que ya se hicieron y fracasaron. Por eso es que hay una necesidad social de encontrar un proyecto de futuro y tal vez hoy lo puede sintetizar Lavagna.

-¿Considera que es viable la candidatura del ex ministro?

-Las viabilidades en política hay que construirlas. Es un nombre. No alcanza con un nombre. Hay que armar un equipo, un proyecto político, una propuesta que sea transversal y convoque a los argentinos. Que convoque a dirigentes del peronismo, a los que han estado cerca del kirchnerismo o los que están o estuvieron en Cambiemos. No hay que vetar a nadie.

-¿Cree en la idea de que Argentina le hace falta un gobierno de transición?

-Si. Porque estamos en una crisis que se acumula sobre crisis anteriores en un país muy golpeado, traumatizado, dividido políticamente y donde son difíciles los diálogos y los acuerdos políticos. Hace falta un gobierno que no se proponga dar vuelta la Argentina y generar un nuevo movimiento por 100 años, ni se proponga trabajar por la reelección, sino un gobierno de cuatro años que busque poner al país en la senda del desarrollo con inclusión social.

-¿El socialismo y usted están están trabajando en un acuerdo con el peronismo federal?

-No con el peronismo federal, aunque tenemos diálogo. También tengo diálogo con sectores del radicalismo y el progresismo. Ningún partido tiene la solución para el país.  Es necesario pensar un proyecto de unidad nacional que pueda convocar a dirigentes de distintos sectores y a la sociedad civil. No alcanza con la política. Hoy los partidos políticos son cascarones vacíos.

-¿Cómo se encamina ese proyecto de unidad nacional?  Alternativa Federal ha sumado a gobernadores que son de partidos provinciales. Hay dirigentes de ese espacio que quieren sumarlo a usted.

–Yo no me voy a sumar a un proyecto de un sector del peronismo. Eso está claro. Si entre todos podemos armar un proyecto nuevo, es otra cosa. Algo nuevo. Eso si puede tener futuro en la Argentina. Los jóvenes necesitan otras respuestas y otros formatos de la política. Tenemos que ser capaces de construirlos porque sino ocurre lo que pasó en Brasil. Aparecen figuras, outsiders, por derecha o izquierda, que terminan captando las expectativas de los ciudadanos cuando la política ha fracasado.

-Entiendo que entonces no respaldaría una candidatura de Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey o Miguel Pichetto, que son los tres dirigentes que ya lo han formalizado.

–No. De ninguna manera. Creo que podemos construir algo con muchos dirigentes de Alternativa Federal y de otros sectores políticos, pero tiene que ser algo nuevo. No por nosotros, sino para que la gente nos vea como un proyecto superador. Sino es más de lo mismo. No se diferencia demasiado de otros proyectos que ya están en la disputa electoral.

-¿Y si fuera Lavagna el candidato?

-Si fuera Lavagna, que representa una mirada de mayor amplitud por su historia política y su trayectoria, y si fuera rodeado de un equipo multipartidario, creo que sería posible.

-¿Qué futuro tiene el espacio progresista? ¿Si no integran un esquema más grande, pueden competir solos?

-Lo vamos a definir más adelante. Vamos a tratar de construir espacios competitivos. Una candidatura para dejar tranquila las conciencias o conformar a nuestro núcleo más cercano no tiene sentido, no le agrega nada a la política argentina. A todos nos gustaría ser presidente pero no todos podemos serlo.

-¿En lo personal dónde se ubica en el futuro?

-Me gustaría ser parte de ese proyecto. Estoy dispuesto a colaborar y aportar nuestra experiencia. Llevo muchos años en la política y en la gestión pública. Aportar toda la historia del socialismo. Los valores que hemos defendido a lo largo de 120 años de historia.

-¿Se imagina en una fórmula presidencial?

-Tengo imaginación frondosa. Pero entiendo que hay que hacer cosas posibles. A veces las ambiciones personales de los dirigentes terminan frustrando los proyectos políticos. Los políticos debemos darle una solución a los argentinos que no llegan a fin de mes. Una respuesta que no sea una candidatura.

-¿Hay lugar en Argentina para una tercer espacio político?

-Sí. Estoy convencido. Hay oportunidades y una gran necesidad histórica. Venimos de 35 años de democracia y 35 años de fracasos a la hora de construir un proyecto de desarrollo sustentable en el tiempo, con crecimiento de la economía, estabilidad de las variables macroeconómicas y con inclusión social.

-Macri llegó a la Casa Rosa proclamando un cambio. ¿Qué cambios cree que ha logrado en estos tres años de gestión?

-Se han logrado algunos. Todos los gobiernos siempre hacen cosas positivas porque ninguno viene a destruir o con malas intenciones. Pero no ha habido cambios fundamentales y estructurales. El más importante de ellos tiene que ver con el núcleo de modelo de desarrollo para el país, que es donde fracasan todos. En encontrar una fórmula que pueda garantizar el crecimiento de la economía y la inclusión social al mismo tiempo.

– ¿Cuántos períodos necesita un gobierno o un presidente para ser cambios verdaderos? El socialismo transita el tercer mandato.

-Hay que mostrar el camino y resultados en un tiempo breve. Hay que darle certeza a los ciudadanos, los actores económicos e internacionales que los objetivos se van a cumplir por las políticas implementadas. Ese es el problema de este gobierno. En tres años no ha logrado generar confianza respecto del modelo que se está planteando para el futuro. Nadie espera que las cosas se logren de un día para el otro pero sí que se vayan dando pasos que estén en esa dirección.

-¿Se refiere a promesas incumplidas?

-Si nosotros arrancamos en 2015 con una inflación del 25% y tres años después tenemos una del 50%, quiere decir que algo está mal. Hoy las cosas van para otro lado. No estamos con crecimiento sino con recesión. Tenemos más deuda pública que antes y más compromisos internacionales. Estamos acotados con un acuerdo con el FMI. Tenemos más pobreza y desocupación. Los resultados nos están mostrando que el camino elegido no es el correcto.

-Se generó una polémica con el decreto que firmó Macri con respecto a la extinción de dominio. ¿Está a favor o en contra de ese decreto de necesitad y urgencia?

–Este gobierno muchas cosas bien intencionadas las implementa de mala manera.Estoy de acuerdo con la extinción de dominio. Pero hay que hacerlo por ley, con consenso político. Utilizar el mecanismo de necesidad y urgencia en un caso en donde no esta clara esa necesidad, y utilizar ese decreto para materia penal, que la Constitución establece que queda afuera de la competencia de los decretos, es un error del gobierno. Un error que debilita una buena idea y que la pone en el terreno de la política electoral.

-¿Cree que hubo una utilización política?

-Si, claro. Si hubiera habido voluntad de que el proyecto se aprobara se podría haber puesto en (sesiones) extraordinarias a fin del año pasado o se podría haber convocado ya mismo. Es un tema importante. Estoy seguro que habría habido consenso de la oposición para discutirlo.

-El Gobierno aseguró que los proyectos estaban estancados y que había que tomar una decisión y hacerlo rápido.

-Hay muchos proyectos que están demorados en la legislatura. Es parte del ejercicio democrático y del respeto a las instituciones. No se puede gobernar por DNU. Más allá de esto es necesario que en la Argentina nos pongamos de acuerdo en las gestiones que hacen a combatir el delito y la corrupción.

-¿Está de acuerdo con la política de seguridad del gobierno?

-En algunas cosas sí, en otros no. Tengo buena relación con la ministra (Patricia) Bullrich. Ha puesto el tema del narcotráfico arriba de la mesa, cosa que no hizo el gobierno anterior. Pero hay una excesiva priorización a la hora de pensar la seguridad en el rol de las fuerzas policiales. Hoy pensar la seguridad de un país de manera integral implica priorizar también la tarea de la justicia para que no haya impunidad.

-¿Comparte el protocolo de seguridad para las fuerzas policiales?

-Cada provincia tiene su propio protocolo. Muchas veces se exagera en cuanto al impacto que estas cosas pueden producir. Se utiliza políticamente. Unos la usan para denostar al gobierno y el gobierno la utiliza para posicionarse electoralmente. Hay que ser prudentes cuando hablamos de uno de los temas más complejos para todos los países de América Latina.

-¿Qué temas cree que deberían estar en la campaña de este año?

-Tiene que estar el tema del modelo económico y el empleo. Tenemos que trabajar el tema de la violencia, la inseguridad y el narcotráfico. Una agenda social donde se incluya el cuidado del ambiente y los recursos naturales. La agenda de género. Tratar la violencia contra las mujeres que ha explotado en estos días pero que está latente desde hace décadas y que tiene picos de visibilidad pública. Recién ahora la política lo está reconociendo como un tema de estado.

-¿La legalización del aborto?

-Es un tema pendiente en la Argentina que vuelve al debate porque no terminamos de resolverlo en el ámbito que se debía resolver, que es el Congreso. Quedó en un empate técnico, si bien por poca diferencia terminó definiéndose. Es parte de los tema de la nueva agenda. Hay que discutir sin extremismo, sin rencores, sin agresiones.

-¿Si se volviera a discutir este año o en el 2020, que cambiaría de lo que fue el debate del año pasado?

-Fue buena la discusión. Muy ilustrativa. Le permitió a mucha gente que estaba ajena a esa temática, tomar posición y entenderla mejor. Necesitamos sensibilizarnos frente a esta problemática y encontrar respuestas humanas y razonables. Este no es un problema religioso ni ideológico. Es un problema de la ciencia, que nos tiene que ayudar mucho, y de ser todos humanos y ponernos en el lugar del otro.

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