Miles de corazones creyentes colmaron Sacha Pozo para venerar a Nuestro Señor San Gil

"A ese Jesús lo conoció San Gil, lo escuchó, lo siguió y transformó su vida y corazón para ser un hombre santo", señaló el Obispo Bokalic.

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Fue una jornada colmada de fe, de ansiedad por el reencuentro con el Señor San Gil en su casa de Sacha Pozo. No importaba el viento ni el polvaderal; los devotos llegaban con su corazón creyente en busca del milagro o para agradecer sus pedidos en un tiempo tan dificil.

Los bombos, las banderas, las cintas amarillas y rojas, un predio muchas veces regado que aún así te envolvía de tierra, largas colas para ingresar a la Capilla y llegar a esa imagen que reúne la devoción de miles de personas, de varias generaciones, de aquellos que llegan caminando, a caballo o en un vehículo dejaron ver que el tiempo no había pasado, que los dos años de ausencia no habían dañado esa devoción por el Santo de los Pobres.

Y Sacha Pozo se vistió de fiesta una vez más  recibió a los fieles y por primera vez al obispo diocesano Vicente Bokalic que ofició la misa central en honor a Nuestro Señor de San Gil.

Durante su homilía, el prelado destacó: «El encuentro con los Santos nos llenan de alegría en medio de tantas tristezas y dificultades que tiene nuestra vida y ustedes lo saben muy bien; pero el estar cerca del Señor, cerca de los hermanos, nos trae esperanza y esa es la presencia de Jesús».

«En un pasaje de la Biblia en el que a Jesús lo venía siguiendo muchísima gente con todo tipo de enfermedades a escucharlo porque él tenía palabras de vida, palabras que tocaban el corazón de ese hombre y esa mujer y les daba alivio, consuelo, paz y salvación».

Más adelante destacó: «Estamos cansados, agobiados de tantos problemas, de la falta de trabajo, de las injusticias, de tantas mentiras que nos dicen y nos engañan. Ustedes lo están padeciendo, a veces calladamente, porque estamos cansados de la hipocrecía y de falsas promesas. Como pueblo seguimos con esta pobreza y cada vez alcanza menos; estamos desesperanzados y con falta de horizonte para nuestros chicos y jóvenes. Jesús también se encontró con esa multitud de hambrientos, de necesitados, de gente que estaba en mal camino, pero los recibió a todos con un corazón de padre que quería abrazar, rescatar y liberar a todos. En Jesús encontramos la luz y la esperanza, él es el camino, la verdad porque no engaña y entregó por amor su vida en la cruz».

«A ese Jesús lo conoció San Gil -continuó- lo escuchó, lo siguió y transformó su vida y corazón para ser un hombre santo. Por ello ha hecho tanto bien entre los pobres y los enfermos y hoy venimos a decir aquí estamos y le vamos a pedir a San Gil que nos de esa gracia para que la palabra de Jesús toque nuestros corazones y llevemos esperanza, alegría, fuerzas para levantarnos cada día, traer el pan y luchar juntos».

Finalmente, el obispo pidió a los presentes su comproiso para «cambiar y hacernos defensores de la vida, ese es el legado que hoy nos deja San Gil; cuidar mi vida y la de mis hermanos porque todos somos hijos de Dios; seamos servidores de la vida y de la paz».

Tras la celebración eucarística, la imagen del Señor de San Gil encabezó la tradicional procesión por el amplio predio para luego retomar a la Capilla donde lo esperaban sus fieles para poder tomar gracia como cada año.

 

 

 

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