Misa de la Dulce Espera: «Al ser bautizados nos convertimos en templo de Dios por ello debemos cuidar y respetar la vida»

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La comunidad de la parroquia Cristo Rey celebró la misa mensual en honor a Nuestra Señora de la Dulce Espera. Coordinado por la Comisión que lleva su nombre, la santa misa tuvo como objetivo la defensa a la vida desde la concepción, teniendo como guía a María.

Durante la homilía el padre Gastón Cuello destacó: «En la primera lectura de hoy se habla de Caín y Abel, ese canto a la hermandad y fraternidad; pero qué ha pasado con éstos hermanos y allí comparamos con lo que ocurre en esta humanidad  porque nuestros corazones nos van alejando; comienza a existir cierta envidia, resentimiento que a Caín lo ha llevado a matar a su hermano».

«En el primer libro de la biblia que es el Génesis ya nos habla de la importancia del hermano -continuó- nosotros cuando atentamos, excluimos o no hablamos a algún hermano porque estamos resentidos, al igual que Caín deseamos su muerte. Cuando tenemos políticas que van olvidando a nuestros hermanos más necesitados también  vamos eliminando a personas».

En ese contexto destacó: «Hace poco en nuestra legislación se ha aprobado una ley de muerte y hoy venimos aquí a pedir y dar gracias por la vida. Esa sangre de esos inocentes clama hacia Dios como dice la Palabra. Y qué tengo que ver yo con mi hermano, todo ya que somos parte de un mismo cuerpo, nadie es más importante que el otro, todos tenemos el mismo origen, el mismo Padre; pero nosotros aquí podemos decidir quien puede vivir y quien no».

«Cuando vamos descuidando a nuestra sociedad, a los enfermos, a los adictos, a quienes están deprimidos también puedo decir qué tengo que ver yo; y es la sangre de este hermano la que clama ante el único Dios. Somos responsables de la vida de nuestros hermanos; todos tenemos que ver con el otro».

También señaló que, «en este tiempo vivimos en forma individual, busco mi felicidad, mi placer, mi bienestar material. El Señor nos dice que pienses en tu hermano; al ser bautizados nos convertimos en templo de Dios por ello debemos cuidar y respetar la vida de todo ser humano».

«Él en esa cruz ha muerto por cada uno de nosotros cuando aún éramos pecadores, ese es el signo más grande que nos ha dado Dios. En cuaresma es tiempo de volver a Él porque la sociedad nos quiere llevar por otros caminos, pero mi ley debe ser lo que Dios me enseña. Este es un tiempo fuerte de oración, de ayuno, de caridad, de ir viviendo éstas cosas para llegar al día de la resurrección con un corazón bien preparado».

Finalmente y como ocurre cada día 15, el sacerdote bendijo a las  futuras mamás, a los bebés recién nacidos y se pidió por las parejas que desean la llegada de un hijo a su hogar.

 

 

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