Eran las 16:30 del 1 de enero cuando la tormenta se apoderó de Praia do Sonho, un balneario ubicado en el municipio de Itanhaém, estado de San Pablo. Taline Campos y su familia había ido allí a pasar el primer fin de semana del año y no se querían ir.
Nadie vio el rayo. Sólo escucharon el estruendo que provocó y cómo se desplomó la joven de 25 años. Entró en paro cardiorrespiratorio, según informó G1.
Las personas que estaban alrededor llamaron a emergencias y trataron de reanimarla. La ambulancia llegó rápidamente y la trasladó a un hospital en Guarulhos. Ingresó en estado crítico, con un pronóstico poco favorable.
El climatólogo Rodolfo Bonafim, director científico de la ONG Amigos del Agua, llamó la atención sobre la negligencia de los turistas. «Las personas están siendo imprudentes. Por falta de conocimiento creen que nada les va a ocurrir. Tienen que estar atentos cuando ven que hay nubes oscuras. Eso podría evitar accidentes», dijo a G1.
Sin embargo, reconoció que no es habitual lo que le pasó a Campos. «El agua salada conduce la electricidad, y las personas son el punto más alto entre la arena y las nubes. Ella terminó siendo como un pararrayos. Pero, si bien puede suceder que un relámpago alcance a alguien por la cabeza, es algo extremadamente raro», precisó.
