La jornada comenzó con un homenaje de todo el estadio, incluido un cuadro con la camiseta de Talleres con el dorsal 10, la presencia de varios ex compañeros suyos de Selección, y la ovación desde todos los costados del Mario Alberto Kempes. Y terminó con Diego Maradona envuelto en furia, luego de que Gimnasia La Plata fuera perjudicado en la derrota 2-1 ante la T. “Así no se puede jugar”, bramó tras el pitazo final, mientras se trasladaba hacia el vestuario.
Diego no se ubicó en el banco de suplentes: le consiguieron una silla de oficina roja y se sentó unos metros más adelante. A su lado se ubicó Sebastián Méndez, su ayudante de campo principal, sobre una heladerita. Y junto a él, Adrián González, otro de sus asistentes. Hasta que Mastrángelo incidió en el resultado, vio y analizó el partido con total tranquilidad. De hecho, en el 0-1 (desborde de Fragapane ante una falla de Licht y definición de Menéndez) no gesticuló, apenas si cruzó un par de palabras con Gonzalito.
A los 38′ se dio el primer gran acierto de su gestión: ante la lesión de Mussis y tras conversar con Méndez, mandó a calentar a José Paradela, mediocampista ofensivo de la Reserva, que llegó el año pasado de Rivadavia de Lincoln. Y su ojo clínico resultó contundente: el pibe, de 20 años, fue el mejor del equipo y asistió a Tijanovich en la jugada que derivó en el córner que capitalizó Guanini de cabeza para el 1-1.
Envalentonado por la mejoría de Gimnasia, se paró en el inicio de la segunda parte y arengó. Luego, elogió a Alexis Martín Arias por cómo resolvió una arremetida de Dayro Moreno, pero ya comenzó a quejarse por el arbitraje (amonestó a siete jugadores del Lobo y expulsó a Matías García). “Cobra peligro de foul”, se enojó.
Pero explotó con el inexistente penal de Torsiglieri a Bustos que observó Mastrángelo (el atacante se apoyó en el defensor y se dejó caer). “¿Qué cobró, penal? Ah, bueno”, se sorprendió. Y los reclamos se hicieron reiterados. “Es foul, la puta que te parió”, le gritó al juez luego de que no cobrara una infracción a Tijanovich en un contragolpe. También en el descuento, cuando la T demoró al hacer un cambio, mostró su enojo. “¿Qué pasó, por qué se tiró? ¡Vamos!”, se quejó airadamente. Pero el cuarto árbitro no se animó a llamarle la atención.
Ya en el penal postrero que dilapidó Moreno (dio en el palo) se resignó. Eso sí, cuando lo abordaron las cámaras, fue contundente. “Me dejó una amargura, lo teníamos, les dan ese penal… Siempre hay suspicacias con los penales, nos pasan al frente en el 2-1 con un penal. Me gusta que el árbitro arbitre bien para los dos. Todos los roces, todos los contrastes, eran todos para Talleres, así no se puede jugar», señaló. Y, para concluir, destruyó a Mastrángelo: “Nació malo, es malo y va a morir malo”.