Nació en Buenos Aires el 26 de junio de 1989 y a los 16 años quedó ciega a causa de un tumor en las retinas. Su discapacidad la fortaleció para representar al país en diversos torneos, como los Juegos Paralímpicos de Londres, donde se subió al podio con su medalla de bronce.
Su lucha es permanente, y su pasión por el deporte es un estilo de vida. Embarazada de 8 meses, la nadadora competirá este fin de semana en el Fadesir Open que se desarrollará en el Cenard. «Tengo varios kilos extra y tenía la duda de anotarme con varones o mujeres, porque pobrecito mi hijo no da que compita en la rama femenina», le dijo a Infobae entre risas en su último entrenamiento antes del certamen.
La llegada de León Benjamín no representa ningún impedimento en su actividad. Todo lo contrario, es una motivación adicional para saltar a la piscina en busca de nuevas marcas. «Muchas veces vi que otras atletas participaron de torneos embarazadas, por eso consulté con el médico y el cardiólogo y me dijeron que no tenía ningún problema. Algunos todavía me preguntan si estoy loca o inconsciente, pero me lo tomo con gracia», agregó con el entusiasmo que la caracteriza.
Evonne Goolagong (tenis), Serena Williams (tenis), Diana Reyes (vóley), Nur Mohamed Taibi Suryani (tiro), Chontel Duncan (fitness) ó Amber Miller (maratón) son algunos antecedentes que marcaron la era de las embarazadas en actividad. Sin embargo, ninguna lo hizo a menos de cuatro semanas del parto. «Muchas chicas en el Cenard me decían que estaban esperando al retiro para formar una familia y la verdad que eso es un mito. Es una creencia que tiene la sociedad que hay que erradicar», analizó en el natatorio donde se disputará el próximo campeonato y agregó: «Hay chicas que se enteraron en el cuarto o quinto mes del embarazo y dejaron de entrenar al instante. Yo antes pensaba parecido, y varias veces me cuestione la posibilidad de frenar por miedo a perderlo porque está el riesgo del desprendimiento de placenta, pero la realidad es que el deporte favorece a la hormona que fija la placenta».
A pesar de su entusiasmo, su rutina sufrió modificaciones. El entrenamiento en doble turno, pasó a uno por la mañana. Limitó los ejercicios de fuerza, rebote y potencia para no exigir y poner en riesgo a su hijo. «Los médicos me recomendaron que no haga los trabajos que me implican un consumo de oxígeno superior al habitual, pero la actividad aeróbica la mantengo. Me dijeron que tenga un equilibrio y lo maneje con mi cansancio personal, porque ahora somos dos los que estamos entrenando», explicó.
La opinión de su familia también tuvo un rol fundamental en la decisión de no parar. «Mi marido también fue deportista y entiende que en natación no hay ningún riesgo para nuestro hijo. Además, se apoya en el aval de los médicos, porque no tuve ninguna complicación durante el embarazo», comentó Nadia con la cuota de sorpresa que le despierta el hecho de no haber tenido ningún síntoma relacionado a las náuseas, mareos o vómitos que generalmente afecta a las embarazadas: «No tuve ni un antojo. Mi marido se enoja porque me ofrece helado y yo no lo quiero. Es algo atípico».
A pesar de tener más tiempo libre, la bonaerense no descansa. Fiel a su estilo, aprovecha las tardes para estudiar en la facultad. «Me quedarán 10 ó 12 materias para recibirme de licenciada en psicología. Siempre le di prioridad a la natación, pero ahora que entreno menos me anoté en más asignaturas», explicó.
Es consciente de que la llegada de su hijo le va a cambiar la vida, «pero la idea es que al mes pueda seguir entrenando todos los días». Su amor por el deporte la incita a pensar en tomarse sólo 15 días de licencia postparto. «Es lo mínimo que me piden los médicos. Después empezaré a nadar de a poco y veré cómo me acomodo con los horarios del nene», continuó.
Con los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 en el horizonte, su objetivo es claro: «El embarazo está dentro de los planes del proceso olímpico, es parte de la planificación para que pueda llegar muy bien a las clasificaciones del 2019, porque quiero participar del Mundial y del Panamericano». Si bien faltan 3 años para la cita asiática, Nadia Báez sueña con volver a conseguir una medalla, aunque sus logros más importantes los consiguió gracias a su sacrificio dentro y fuera del agua. Su historia es una victoria garantizada.