Primero se metió en las tortillerías, ahora, el narco en México amenaza a los vendedores de carne en los mercados populares, principalmente a los que tienen sus negocios en el conflictivo estado de Guerrero, considerado el más peligros del país.
Pero también en el estado vecino de Michoacán, la tierra del aguacate, se empieza a generalizar este fenómeno.
Ante lo peligroso del tema, el presidente de la Asociación Mexicana de Engordadores de Carne (AMEG), Enrique López, dijo brevemente a Infobae que de «ese tema no puedo hablar de él porque nos ha golpeado mucho».
Ignacio Mendoza, abogado de Michoacán y defensor de víctimas de la delincuencia organizada, afirmó en una entrevista que no es de extrañar que ahora la delincuencia organizada intente apropiarse de este sector «porque va sobre toda la actividad económica y la forma en la que operan en las carnicerías en Guerrero, es la misma que utilizan aquí en Michoacán».
El diario El Universal publicó el viernes cómo en el municipio de Chilpancingo, Guerrero, distintos grupos criminales se han apropiado del mercado de la carne extorsionando a los vendedores en los mercados.
Se han convertido en los principales proveedores, principalmente de carne de puerco, destaca el diario. Cada semana se venden en el municipio aproximadamente 60.000 kilos.
La mayoría, según el diario, la distribuye el narco. Su control empieza desde los rastros municipales donde matan al ganado: ahí compran toda la carne a 50 pesos el kilo (USD 2,6) y a los carniceros se lo venden a 60 pesos (USD 3,1).
La mayoría de los carniceros compraba la carne directamente al rastro (matadero).
Ganan 10 pesos por kilo (USD 0,52), unos 600.000 pesos semanales (USD 3.500), cerca de 2 millones 400 mil mensuales (USD 126,500).
Si los dueños de las carnicerías no compran el producto a los grupos del narco, pueden ser víctimas de secuestros, amenazas o robos constantes a sus locales.
«En Michoacán las cosas son igual porque el crimen organizado opera igual que McDonald’s, con fórmulas que les dejan dinero y entre más las aplican más les dejan», expresó Ignacio Mendoza.
En el caso de Michoacán, donde surgieron grupos de ciudadanos armados para hacer frente al narco ante la incompetencia de las autoridades, la extorsión inicia desde los ranchos.
Mendoza recordó que antes del surgimiento de los llamados grupos de autodefensa, cárteles como el de la Familia Michoacana, los Caballeros Templarios y recientemente el Cártel Jalisco Nueva Generación(CJNG) se apropiaron de ranchos y huertos con ganado, limón y aguacate, entre otros.
Ese tipo de acciones les permitieron infiltrarse en el mercado de los alimentos a todos los niveles, expresó.
«Van sobre cualquier actividad que deje dinero y si ahora se les presenta esta oportunidad la van a tomar porque la gente sigue estando indefensa y las autoridades siguen sin hacer nada. Digo, si en Guerrero y en Michoacán saben cómo operan, si la gente los tiene identificados, pues ¿por qué no los detienen?, si seguimos así va a llegar el momento en el que también les vamos a tener que pagar», finalizó Mendoza.