Mientras realiza la obra El Quilombero, con dirección de Arturo Puig, Nicolás Cabré contó cómo le cambió la vida la paternidad y aseguró que nunca le importaron las cosas que se decían de él en los medios.
«Siempre me resbaló que me dijeran mujeriego, me han dicho cosas peores, pero las cosas que se dicen no me afectan, mi familia y la gente que me conoce sabe quién soy y mi prioridad es que mi hija sepa quién soy y que determinadas personas hablen mal de mí, habla bien de mí», dijo en diálogo con Catalina Dlugi, por La Once Diez.
Si bien está trabajando, Cabré hoy se encuentra lejos de los escándalos mediáticos: «Hubo un momento en el que necesitaba parar, por muchas cosas, la paternidad, la pérdida de mi papa tuvo que ver y uno no se da cuenta pero son muchos años de trabajar y entrar en una locura, te encentras en situaciones de la adrenalina del trabajo y no importa que te pase en la vida, te comprometiste y tenés que estar en un lugar, me preguntaba qué hago acá y no la estaba pasando bien y necesitaba dar un paso al costado».
En ese sentido, el actor explicó que le cambiaron las prioridades y que tuvo tiempo de escuchar sus necesidades: «No quiero estar doce horas encerrado haciendo una tira porque quiero estar en otro lado, ahora salió esto (El Quilombero) y me da la posibilidad de el año que viene cuando Rufi empiece el jardín, ir a buscarla».
¿Cómo es su relación con Eugenia «la China» Suárez, la mamá de Rufina? «Tenés que llevar te de la mejor manera por la hija y estoy orgulloso de la familia que formamos y de lo madre y persona que es, con errores y defectos de los dos lados, grandes virtudes y aciertos y la prioridad es nuestra hija y no hacemos otra cosa que pensar en el bienestar de Rufi».
«Yo estoy aprendiendo, no sé si me catalogo como padre, trato de ser el mejor padre que puedo ser, tengo referentes de familia y papá muy maravilloso y ojalá pueda ser el dos por ciento de lo que fue mi papá conmigo. El papá de Rufi es el mejor papel que me tocó en la vida», agregó.
