La parroquia Santiago Apóstol se vistió de fiesta para la Ordenación Diaconal del seminarista Federico Poldi. La ceremonia fue presidida por el Obispo de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic Iglic CM, y concelebrada por el Obispo Auxiliar, monseñor Enrique Martínez Ossola.
El prelado le pidió a al nuevo dácono, «no te olvides que en este nuevo camino de servicio tienes que estar profundamente en comunión con Jesús y muy cerca de la gente».
El seminarista Federico Poldi eligió como lema de ordenación el pasaje evangélico «Señor ¿A quién iremos? si solo tu tienes palabras de vida eterna».
Tras la presentación del ordenado, monseñor Bokalic destacó: «El amor de Dios es indisociable al amor del prójimo. No podemos decir que amamos a Dios y olvidarnos de los demás. Nuestra vida tiene sentido sólo por el amor».
«El Diácono es el servidor, es el que practica el amor sirviendo. Esta figura nació porque los apóstoles querían dedicarse a la oración y la predicación de la Palabra y eligieron a algunos hombres para que se brinden por entero al servicio», señaló.
Bokalic indicó que, «para Federico este es un peldaño en el camino hacia el sacerdocio, ahora anunciará la Palabra de Dios, se acercará a aquellos que no escuchan el llamado. Llevará la sagrada comunión a los enfermos, acompañará a los que están solos. Hazlo con mansedumbre y paciencia, sal al encuentro del hermano para que viva la Palabra de Dios».
«Federico que tu vida sea un testimonio vocacional para los jóvenes, que seas inspirador. No te olvides que en este nuevo camino de servicio tienes que estar profundamente en comunión con Jesús y muy cerca de la gente».
Posteriormente, se realizó la Letanía de los Santos, y la imposición de manos de parte de monseñor Bokalic. Luego fueron revestido, lo que constituyó un momento de gran emoción por la presencia de su familia.
Antes de concluir la ceremonia el nuevo diácono agradeció la presencia de su familia de Misiones, Santa Fe y todos lo que formaron parte importante en su vida. «Pido de corazón que podamos encontrar a Dios y podamos escuchar esa Palabra de vida eterna que solo él puede darla y solo ellas pueden llenar nuestro corazón».
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