La comunidad de la parroquia Nuestra Señora de La Salette conmemoró la pasión y muerte de Jesucristo en la cruz, con la celebración de la palabra a cargo del padre Fernando Altamiranda.
Tras las lecturas correspondientes al Viernes Santo, el presbítero se dirigió a los presentes con un mensaje: «Semana Santa nos confronta y nos desafía fuerte en lo que es nuestro compromiso como cristiano, nuestro deber como católico para poder encontrarnos como hermanos en una realidad y en una sociedad que tal vez espera de nosotros más de lo que solemos dar. Hablamos mucho de lo fragmentadas que están las relaciones, la sociedad en sí ante tanta inseguridad, tanta violencia institucionalizada que nos desanima, nos hace perder la confianza de la bondad».
«Por otro lado nos encontramos con la soledad, he venido escuchando a mucha gente que sufre la soledad, aunque viva en familia, esté rodeada de amigos. A veces por situaciones personales que los sumerge en una realidad de decadencia, de pérdida de confianza, esperanza. Todo esto nos muestra lo que fue la Pasión de Jesús y nos enfrenta a cómo poder acompañar a un Cristo que sufre a pesar de lo que a mi me pasa», señaló.
También remarcó: «Cade vez voy experimentando más que lo que leemos como Palabra de Dios y la historia misma de Jesús es parte de la vivencia que cada uno de nosotros tiene con una realidad totalmente diferente, con búsquedas que tienen que ver con sus esperanzas, con sus sueños, o con lo que no logran. Lo que celebramos y anunciamos como Palabra de Dios no es muy diferente a lo que nos toca vivir a nosotros. Jesús también experimentó la soledad, el abandono, la incomprensión de parte de su comunidad más íntima, de sus amigos que le prometieron que nunca lo abandonarían, sin embargo ante la adversidad el no lo vivió como un obstáculo, ni se sintió defraudado».
Finalmente destacó que, «Jesús compartía lo que tenía aún conociendo la fragilidad, la debilidad y hasta las limitaciones que los demás podían tener. El amor de Jesús nos invita a saber mirar más allá de las limitaciones que tenemos y tratar de entrar en esa dinámica de confiar en el otro. A veces nos cuesta porque vivimos más pendientes en lo personal y en una actitud muy caprichosa que nos olvidamos de lo comunitario, lo fraterno, de la realidad del prójimo que es lo verdaderamente significativo para nuestra vida».
Posteriormente se concretó la Adoración de la Cruz y se vivió un momento de recogimiento al ingreso de la imagen de la Virgen de los Dolores.
Pasión de Cristo
Finalizada la ceremonia, integrantes de la comunidad representaron la Pasión de Cristo ante la presencia de los fieles que revivieron el camino en el que Jesús entrega su cuerpo y derrama su sangre para el perdón de los pecados y para la salvación de los hombres.
