Mientras siguen las protestas, la represión y los muertos -más de 80 en los últimos dos meses y medio-, el Papa volvió a hacer hoy un llamado para que se ponga fin a la violencia en Venezuela y se encuentre una solución pacífica y democrática a la crisis que golpea el país.
Después de la oración mariana del Angelus desde la ventana del despacho del Palacio Apostólico, Francisco recordó que el próximo 5 de julio será el día de la fiesta de la independencia para Venezuela. «Aseguro mi oración para esta querida nación y expreso mi cercanía a las familias que han perdido a sus hijos en las manifestaciones callejeras», dijo, ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
«Hago un llamamiento para que se ponga fin a la violencia y se encuentre una solución pacífica y democrática a la crisis», agregó. «Que nuestra Señora de Coromoto interceda para Venezuela», exhortó, pidiendo finalmente a la multitud reunida rezar un Ave María para Venezuela.
No es la primera vez que Francisco pide el fin de la violencia y una solución a la cada vez más dramática crisis venezolana. El año pasado, a través de un enviado especial, intentó ser «facilitador» de un diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, que terminó fracasando.
El 8 de junio pasado, recibió en el Vaticano a la cúpula del episcopado, que lo puso al tanto de la situación. Los obispos venezolanos le manifestaron al Papa su preocupación por la «grave situación que vive el país» y presentaron al Pontífice varios informes sobre los muertos durante las protestas en las calles de Venezuela que fueron reprimidas por las autoridades «y las cifras de la crisis humanitaria» que atraviesa el país.