«Suplicamos al Señor, Dios de misericordia y de paz, que libere al mundo de esta violencia inhumana». Ese fue el pedido que lanzó hoy con fuerza el Papa después de la oración mariana del Angelus, cuando volvió a deplorar el atentado terrorista que ensangrentó Barcelona el jueves pasado, así como ataques del mismo tipo ocurridos en los últimos días en Burkina Faso, África, y en Finlandia.
En un telegrama que el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, envió, en nombre del Papa, al cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, el viernes pasado, Francisco ya había condenado el ataque.