«La República Popular China representa hoy en día la mayor amenaza para Estados Unidos y la mayor amenaza para la democracia y la libertad en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial», escribió en el diario estadounidense.
En una rueda de prensa, la portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hua Chunying, rechazó las acusaciones como «mentiras y rumores destinados a desacreditar a China».
«Esperamos que los funcionarios de Estados Unidos finalmente respeten los hechos y dejen de inventar y difundir su virus político y sus mentiras inventadas», dijo.
En el WSJ, Ratcliffe también acusó a Pekín de usar agentes para influenciar o socavar a los congresistas estadounidenses con objetivos económicos.
«Nuestro servicio de inteligencia muestra que Pekín lleva a cabo regularmente este tipo de operaciones de influencia en Estados Unidos», escribió. «Los líderes de China buscan subordinar los derechos del individuo a la voluntad del Partido Comunista Chino», añadió Ratcliffe.
Por otra parte, Washington anunció restricciones a los viajes de los miembros del Partido Comunista Chino a Estados Unidos.
Según el Departamento de Estado, los miembros del partido en el poder en China son «hostiles a los valores estadounidenses» y llevan a cabo «actividades perjudiciales».
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