El hombre del cuchillo y su trabajo inclinado.
Lo rodea como niebla un largo ruido seco y el necesario y acompasado ritmo de la rueda.
Todo es luz en sus manos:
las chispas y el hierro esmerilado con sus metálicos reflejos.
Y su rueda no se detiene
A la rueda, rueda, rueda y molejón, cuchillito moto, de mi corazón.
tampoco la pavada