En cuanto a las próximas elecciones, consideró que con una eventual candidatura de Cristina aumentan las chances de Cambiemos, pero enfatizó que si la expresidenta “decidiera no competir, a la economía argentina le iría mejor”.
Periodista: ¿Cómo ve la economía ahora que la campaña está comenzando?
Federico Pinedo: En 2015, el Presidente sabía que tenía que buscar estabilidad en la Argentina en materia económica y estaban todos los números patas para arriba, y para eso intentó hacer un camino largo, que es más suave pero te tiene que ir bien todo el tiempo porque si te va mal, en algún momento del camino largo se te puede caer todo al piso. Y eso pasó el año pasado cuando se cortó el crédito al cien por cien, cuando el crédito a los países emergentes pasó de los 100 mil millones de dólares a los 7 mil millones, y la Argentina tenía el 25% de eso, así que el golpe fue tremendo. Entonces, el Presidente tuvo que acelerar en la búsqueda de los equilibrios con un costo social y económico muy alto, pero optó por no hacer demagogia y hacer lo que tenía que hacer y afrontar el costo. Entonces decidió terminar con las grandes fuentes de la inflación y de la crisis recurrente de la Argentina que son el déficit fiscal, que nos tuvimos que tomar la medicina de un solo trago y hacer en seis meses lo que teníamos que hacer en tres años, y el tema monetario, que se optó por un mecanismo de seriedad que va a dar sus frutos, aunque todavía cuesta que se refleje en el día a día. Estamos pariendo la salida de esa corrida contra el peso y la salida de la inflación que es el objetivo principal del Gobierno, en el equilibrio entre crecimiento e inflación que siempre es difícil de encontrar y ahora estamos en el peor de los momentos, con una Argentina que lleva siete años de estancamiento y que estamos tratando de ponerle bases sólidas para que empiece a tener un crecimiento sostenido.
P.: En algún momento antes de la elección alguna buena noticia debería aparecer, ¿dónde ve que puede estar?
F.P.: Cuando vos hacés las cosas bien, al final te va bien; y cuando hacés todo mal, al final te va mal. Nosotros estamos haciendo muchas cosas que están bien. El principio de no gastar más de lo que tenés es un principio sano de administración y cortar la inflación con seriedad monetaria nos parece que también es relevante y a partir de ahí la Argentina tiene dinamismo y una capacidad de reacción muy superior a la de otros países. Esto ya lo ha hecho la Argentina para salir de momentos muy malos, reaccionando muy fuerte para arriba. Y cuando las cosas se ordenen, eso va a suceder de nuevo.
P.: ¿En el tema inflación cree que hubo una subestimación del problema?
F.P.: Creo que hubo un desacople entre el objetivo de bajar la inflación que teníamos y la necesidad de subir algunos precios, como el dólar y las tarifas, que estaban absolutamente atrasados y cuando se subieran iban a generar un cambio en el funcionamiento del sistema de precios. En una economía monopolizada como la de la Argentina hay lo que se llama la inflación estructural como diría el viejo maestro Julio H. G. Olivera, y eso dificulta las salidas más rápidas. Hubo un desacople de los objetivos de bajar la inflación y de que la Argentina no perdiera la energía que tenía para lo cual había que hacer la suba de tarifas que tenían un desacople del tipo de cambio, y eso se potenció mucho el año pasado con una devaluación del cien por cien que obviamente generó una inflación alta que alcanzó el 47%. Esas diferencias generaron un resultado menos bueno que el esperado al principio, y luego vino la crisis que no está dentro de un programa económico sino que es un fenómeno externo, muy dramático y hay que afrontarlo aunque tengas que enfrentar costos.
P.: ¿Fue un error que Aranguren haya tenido autonomía para establecer la política tarifaria sin tener coordinación con el resto del equipo económico?
F.P.: No creo que haya sido un error, era algo que había que hacer. Era una cosa que dos años antes de 2015 el propio kirchnerismo quiso hacer, después no se animaron y dijeron que “se arregle el que viene”, cosa que finalmente pasó. Fue una cosa dramática que le había pasado a la Argentina que estaba cobrando precios de energía que equivalían al 10% del costo de producción de la energía, entonces al final iba a explotar todo por los aires. Y lo que hizo Macri en los primeros dos años fue tratar de evitar la explosión, y lo logró. En cuanto a la coordinación, había una coordinación cuya cabeza era el Presidente, quien no delegó el manejo de la economía en una persona, y la coordinación se hacía diariamente, no iba el Banco Central porque funcionaba por su lado para respetar su independencia, pero el manejo de la economía y la energía se hacía en una mesa chica diaria. Puede ser que haya habido una diferencia de velocidades entre el Central y los que manejaron los precios de la energía o el tema del déficit, pero el Presidente defiende la independencia del Banco Central.
P.: Dentro de Cambiemos, ¿todos piensan igual en estos grandes temas?
F.P.: La independencia del Banco Central es muy importante, y ahora el Gobierno envió un proyecto para fortalecer esa independencia. Mientras no haya una institución que cuide los pesos de los argentinos, no tenemos destino. El gran desafío de los argentinos de esta época es construir de vuelta una moneda, tener una moneda. Eso requiere seriedad y confianza, y eso es una tarea multipartidaria. El rol del Central en eso es vital.
P.: Pensando en las mayores posibilidades de Cambiemos en las elecciones, ¿prefiere que la candidata de la oposición sea Cristina o da lo mismo cualquier otro?
F.P.: Creo que a Cambiemos es posible que le convenga que sea Cristina; a la Argentina, no. Me parece que hay un fenómeno curioso que es que de todas las crisis se sale generando expectativas positivas y es difícil generalas con la incertidumbre de si vuelve el kirchnerismo. Entonces, curiosamente si Cristina decidiera no competir, a la economía argentina le iría mejor.
P.: ¿Hay autocrítica en Cambiemos ante la posibilidad de que Cristina vuelva a ser una opción electoral con chances?
F.P.: La Argentina era una catástrofe, si seguía su camino y no estaba Macri en el medio, habría volado por los aires en el año 2016, como en 1989 con una hiperinflación casi con seguridad, y eso es una destrucción fenomenal de la base social del país. Así que por evitar eso no creo que tengamos que autocriticarnos.
P.: La pregunta es en el sentido de que Cristina aparezca en las encuestas con alta intención de voto…
F.P.: Sí, puede haber autocríticas, sobre todo si vos te comparás contra la perfección siempre vas a hacer autocríticas. Si hubiésemos sido perfectos, nos habría ido mejor, pero creo que hicimos lo que teníamos que hacer para tener un país viable, hay que estabilizarlo. Se tiene que poder producir en la Argentina y tiene que haber condiciones para que haya previsibilidad e instituciones, y es lo que nos toca hacer a nosotros en el Gobierno. ¿Podríamos haber hecho algo pensando en las elecciones manteniendo a la Argentina sin destino?, seguro que sí. Es más, el Presidente podría empezar a regalar plata ahora para ganar la elección, pero la Argentina no tendría destino.
P.: Los radicales están pidiendo que suspendan las subas de tarifas…
F.P.: La suba de las tarifas del gas se aplanaron en el tiempo, con lo cual eso va a pegar menos en el bolsillo y va a pegar menos en la inflación. Después hay que seguir el ritmo del aumento de precios, que en la medida en que sea para abajo las tarifas también aumentarán menos.
P.: Supongamos que Macri gana las elecciones, ¿cómo lo ve empezando una nueva presidencia?
F.P.: Creo que los próximos cuatro años tienen que ser años de crecimiento. Además, lo que finalmente va a hacer que la Argentina esté equilibra es el crecimiento. Creo que va a ser una Argentina que va a tener mucho más infraestructura, que va a tener muchos más mercados, quiero que tenga estabilidad monetaria, una Argentina sin déficit fiscal, una Argentina exportando muchísimo más. Veo una Argentina mucho más productiva, y veo otros cambios de fondo con menos mafiosos, una base de seguridad más sólida, menos mafiosos monopolistas, tipos que tienen su kiosco en los puertos, en el transporte, en los sindicatos, en la construcción e impiden que la Argentina crezca. Veo una Argentina más productiva y más apegada a la ley. Con moneda y sin inflación está para crecer mucho y sostenidamente.
P.: De cara a las elecciones, ¿Cambiemos tiene que repensarse en términos políticos?
F.P.: De cara a las elecciones hay una campaña electoral, donde básicamente es el momento en que los distintos candidatos le hablan a la gente que no le interesa la política, y eso es lo que tenemos que hacer además de gobernar. Ahora Cambiemos tiene que pensar en el proyecto nacional de país, y en ese sentido tiene que buscar un acuerdo con las fuerzas democráticas alternativas a la nuestra para construir las bases del crecimiento.
P.: ¿Cómo fue el trabajo que realizó desde el Senado?
F.P.: Cuando llegamos al Gobierno éramos 15 senadores sobre 72. Hicimos un montón de acuerdos y de leyes. Creo que el sistema político argentino demostró que está en condiciones de hacer un buen trabajo en conjunto. Tengo mucho respeto y agradecimiento a nuestra oposición constructiva, después tenemos otra oposición que es destructiva. Demostramos que el sistema político puede funcionar más allá del lugar en el que se esté, y eso es una buena noticia para la Argentina que no sé si los mercados, como dicen los liberales, lo valoraron lo suficiente. Por ejemplo, el acuerdo del Presidente con los gobernadores para el Pacto Fiscal con una baja de impuestos año por año durante cinco años, o el déficit cero, son acuerdos muy relevantes.
P.: ¿Cuál es la oposición destructiva?
F.P.: Son los que quieren que le vaya mal al Gobierno que esté. Que se ponen contentos cuando a la Argentina le va mal. Nosotros nunca fuimos así, cuando Cristina inauguraba las sesiones del Congreso la recibíamos de pie, y cuando decía algo que nos parecía bien para el país la aplaudíamos, no como hicieron este año ciertos personajes que insultaron al Presidente, algo que nunca vi. Esa oposición destructiva le hace mal al país.
P.: ¿Le preocupa la Argentina dividida?
F.P.: Cuando la Argentina se dividió tuvo más energía puesta en la destrucción que en la construcción. Además, todo el mundo sabe que es mucho más fácil destruir que construir. Y hubo varios momentos de una Argentina dividida, intolerante con el adversario, descalificando al adversario a un punto que no merece derechos, o que gana una elección pero no le reconoce su carácter de gobernante democrático, esa Argentina descalificante y destructiva cuando existió lo que generó fue destrucción y miseria. Pasamos de ser un país socialmente muy integrado al horror máximo. No tiene mucho sentido insistir en ese camino por más que le convenga a alguno políticamente. Hay gente que tiene toda una ideología de la destrucción, hay algunos teóricos que creen que hay que dividir más, yo conozco dos, uno que es el asesor del kirchnerismo (Ernesto) Laclau (fallecido el 13 de abril de 2014) y el otro es Steve Bannon, que es el asesor de Trump, que dicen que hay que dividir y destruir, y yo creo que la democracia es el sistema de la construcción.
P.: El Senado tiene el proyecto de financiamiento político, pero sigue con mucha discusión…
F.P.: Va a salir, lo que sucede es que se le hicieron 35 cambios al proyecto y además hubo algunas cosas que se introdujeron a último momento y que eran muy conflictivas y que no había acuerdo. Finalmente se dio la discusión y ahora hay un dictamen de minoría que juntó todas las posiciones mayoritarias y eso se va a tratar el 16 de abril. Sigue la diferencia respecto a un solo punto que es sobre si los sindicatos pueden o no aportar, por eso se firmó otro dictamen.
P.: ¿Queda el financiamiento para los medios digitales?
F.P.: Se discutió mucho y quedamos que los fondos que son de origen estatal y se destinan a publicidad digital, en la ley se va establecer cómo se distribuyen.
Rubén Rabanal y Guillermo Gammacurta/Ámbito