«Ahora se habla mucho de una contraofensiva de las Fuerzas Armadas de Ucrania. En mi opinión, esto es extremadamente peligroso. Es lo peor posible en las condiciones actuales, porque puede borrar cualquier esperanza de un proceso de negociación y conducir a una escalada irreversible del conflicto», dijo.
En una primera reacción, el Kremlin rechazó la propuesta de tregua avanzada por el aliado de Vladimir Putin. «Hemos escuchado la propuesta, pero nada cambia para Rusia y la operación militar continúa», dijo el vocero presidencial, Dmitry Peskov.
Pese a su ofrecimiento de paz, Lukashenko advirtió que toda la infraestructura para albergar armas nucleares tácticas rusas está lista en Bielorrusia, y el país está preparado para utilizar esas armas para «asegurar su soberanía».
Bielorrusia tiene «suficientes» armas convencionales para defenderse de cualquier ataque. «Pero si vemos, subrayó, que hay una amenaza de destrucción del país, usaremos todo lo que tenemos».
Lukashenko destacó que, además de las armas nucleares tácticas que Putin ya ha dicho que quiere desplegar en Bielorrusia, «si es necesario», los dos líderes podrían «tomar la decisión de traer aquí también armas estratégicas».
En el cargo desde 1994, El presidente bielorruso dijo estar en contra de los acuerdos que en la década de 1990 condujeron a la renuncia a las armas nucleares heredadas de la Unión Soviética, pero que se vio obligado a hacerlo debido a las «duras presiones» ejercidas no solo por Occidente sino también por el entonces presidente ruso Boris Yeltsin.
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