Puja entre el PAMI y los laboratorios por un negocio de $34 mil millones

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Se habían visto las caras una semana antes pero Sergio Cassinotti, el jefe del PAMI notificó vía carta documento a los laboratorios que daba de baja el convenio para la provisión de medicamentos.

El último viernes a la tarde, antes de entrar al fin de semana largo, las tres cámaras de la industria farmacéutica recibieron telegramas de «rescisión» del acuerdo que el PAMI firmó hace apenas 90 días.

Primer dato imprescindible: la medida administrativa no afecta la cobertura para los 5 millones de jubilados que seguirán recibiendo, normalmente, sus remedios.
En ese punto están sintonizados el PAMI y los laboratorios. Es, hasta acá, en lo único que coinciden los dos actores en una puja que involucra una caja monumental: 34 mil millones de pesos para 2017.

Representa, dicen cerca de Cassinotti, un 32% del gasto total. «En una obra social sindical el gasto en medicamentos representa el 18% y en una prepaga el 21%: El PAMI debería estar en 25% pero está en 32%», confió a Clarín una fuente oficial.

Ese es el principal argumento que Cassinotti expresó delante de los representantes de los laboratorios a los que les dijo que con ese nivel de gasto, el PAMI no estará en condiciones de cumplir. «¿Ustedes quieren vender mucho pero no cobrar?» les planteó.

En la industria, la anulación del convenio cayó «de sorpresa» y generó mucho enojo. «Nos rescinden un contrato que firmaron hace 90 días. Fue el mismo gobierno, no fueron marcianos», dicen y plantean que en la reunión que tuvieron Cassinotti les adelantó que habría cambios pero no que anularía el convenio.

«Es la cuarta renegociación en un año y medio de gobierno», disparan y escarban un poco más: «quieren disfrazar que buscan hacer un ajuste».

Cuando el 15 de marzo, el Gobierno anunció la salida de Carlos Regazzoni del PAMI se explicó que ese médico peronista no bajaba el gasto con la intensidad y velocidad que pedía la Casa Rosada. Gustavo Lopetegui, uno de los dos vicejefes de Marcos Peña, fue quien monitoreó el proceso.

Tras la decisión de Cassinotti, en el universo de la salud, teorizan que la firma del acuerdo con los laboratorios fue lo que selló el fin de Reggazoni en el PAMI.

La semana pasada, el diputado peronista Rodolfo Tahilade llevó el asunto a los tribunales y tiró sobre la mesa la presunta intervención de Mario Quintana, el otro vicejefe de Peña en las decisiones del PAMI.

A Quintana, que presidió Farmacity, le atribuyen (entre otras) dos cosas: tener intereses en el negocio de los medicamentos (Tahilade dice que tiene acciones de Pegasus) y que arrastra, de sus tiempos de CEO, una malquerencia con los laboratorios.

Desde la industria de los medicamentos advierten que en la renegociación el PAMI querrá sumar a las farmacias y ven detrás de esa jugada la mano de Quintana. El acuerdo que firmó Reggazoni es entre el PAMI y las cámaras de laboratorios. Ahora quieren que las farmacias se integren, pero se trata de una jugada complicada.

Por las dudas, se enfocan exclusivamente en los costos.
En marzo, la obra social gastó casi 3.000 millones en remedios. En la primera parte del año, ese renglón del presupuesto aumentó a razón de 200 millones por mes.

Según los datos que mostró Cassinotti, en 2016 el gasto se mantuvo estable en los 2.300 millones por mes. «¿Cómo aumentó en tres meses a 3.000 millones si la cantidad de medicamentos se mantuvo?», tiran la piedra cerca de nuevo director.

Cassinotti avisó: el PAMI tiene un déficit de 900 millones mensuales y tiene el objetivo de reducirlo. Esta semana mandó a sondear a las tres cámaras -CAEME, CILFA y Cooperala- para armar una reunión. No recibió buenas señales.

El funcionario tiene listo un pack de pedidos: pide que dejen de entregarse «primeras marcas» y se reemplacen por otras marcas (no genéricos) que son más baratas, establecer auditorías compartidas y poner un techo del gasto en el renglón medicamentos que no debería superar los 2.400 millones por mes.

Clarín

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