El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que Putin «está en perfecto estado de salud» y que se sometió a un test diagnóstico del virus, aunque sin revelar su resultado.
Las autoridades rusas han tomado medidas excepcionales desde el comienzo de la pandemia para proteger al presidente, de 68 años, que se ha vacunado con Sputnik V.
Antes de reunirse con él, dirigentes extranjeros, periodistas y altos cargos han tenido que autoaislarse.
El lunes, Putin se reunió con el dictador sirio Bashar al Asad y con los atletas rusos que volvían de los Juegos Paralímpicos de Tokio.
Rusia está entre los países más impactados por la pandemia del coronavirus, en quinta posición en cuanto a número de contagiados según el balance de AFP.
A pesar de la alta disponibilidad de vacunas, las autoridades sanitarias no consiguen controlar las infecciones.
Hasta el martes, el país registraba 7,1 millones de casos y más de 194.000 fallecidos, la cifra más alta de Europa.
El número de casos ha remitido tras haberse disparado en agosto, pero el martes todavía se notificaron 17.837 nuevos casos y 781 nuevos decesos.
Solo 39,9 millones de los 146 millones de rusos están completamente vacunados, de acuerdo con la web Gogov, que recoge datos oficiales de las regiones.
Rusia tiene varias vacunas propias disponibles para su población, pero no distribuye ninguna vacuna hecha en países occidentales.
Moscú, epicentro de la pandemia en el país, y otras regiones han introducido medidas de vacunación obligatoria para acelerar la inmunización y Putin ha llamado repetidamente a sus ciudadanos a inmunizarse.
El objetivo del Kremlin era tener protegido a un 60% de la población en septiembre, pero no alcanzó su propósito a pesar de haber empezado la vacunación a principios de diciembre de 2020.
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