«Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros»

0
1254

Por Facundo Gallego. Especial para LA BANDA DIARIO

1. Oración inicial

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Señor, te doy gracias por este momento de oración que me regalas. A tus pies
están todos mis esfuerzos, mis sacrificios, mis alegrías y esperanzas. Haz que tu Palabra
resuene siempre en mi corazón, me libre de mis pecados y me enseñe a amarte a Ti y a
los hermanos. Amén.

2. Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan (17,11b-19)

A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús elevó una oración diciendo: “Padre, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno –yo en ellos y tú en mí– para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste. Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos”.

Palabra del Señor.

3. Meditación

Todos nosotros hemos estado presentes también en el Corazón de Jesús, cuando derramó todo su amor en una oración al Padre momentos antes de entregar su vida. “Padre, ruego también por los que, gracias a la palabra de los discípulos, creerán también en mí”.

Todos nosotros hemos sido llamados, no solamente a vivir una vida cristiana coherente con la Palabra que hemos recibido, sino también a predicarla a los demás. La Palabra de Dios es un tesoro inagotable, y nosotros debemos sumergirnos en las páginas de la Sagrada Escritura para poder vivirla y compartirla con los hermanos. Así, construiremos todos los días una verdadera comunidad, ligada por lazos de hermandad en el Señor Resucitado.

La Iglesia nos ayuda con sus enseñanzas y predicaciones litúrgicas a comprender mejor la Palabra que hemos recibido. Sobre todo, en las celebraciones en las que se la proclama, comulgamos con el pan del Verbo para luego comulgar con el pan eucarístico.

4. Comunión espiritual

Señor, creo que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Como no puedo ahora recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno en todo a ti. No permitas que jamás
me separe de ti. Amén.

4. Oración final

Te alabo y te bendigo, Señor, por este momento de oración que me has regalado. Bendice mi corazón, mi vida entera, mi familia y amigos; que tu Espíritu Santo se derrame sobre toda la Iglesia y que el mundo se vea protegido por ti. Defiéndenos del avance del coronavirus, da la salud a los enfermos y el eterno descanso a los difuntos.

Amén.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here