El juez federal Sebastián Casanello rechazó esta tarde los pedidos de excarcelación presentados horas antes por el empresario Lázaro Báez y su contador Daniel Pérez Gadín en el marco de la causa donde fueron imputados y detenidos por presunto por «lavado de activos».
Luego de negarse a declarar en los tribunales de Comodoro Py, el empresario kirchnerista Lázaro Báez fue trasladado a la cárcel de Ezeiza, donde quedará detenido en el Hospital Penitenciario Central (HPC).
Allí se someterá a un chequeo médico, según informaron a LA NACION fuentes de la investigación. Ahora el juez de la causa deberá decidir las condiciones de su alojamiento. Según las normas penitenciarias, los detenidos pueden estar 24 horas en el HPC.
Báez pidió medicamentos y dijo «no sentirse bien» luego de asistir este mediodía a los tribunales de Comodoro Py para presentarse ante el juez Casanello.
Más temprano había rechazado las acusaciones por lavado de dinero, mediante un escrito en el que dijo que el dinero que se contaba en la financiera «La Rosadita» era para comprar un campo. Báez puso en duda la validez de las grabaciones con ese episodio y pidió su excarcelación.
También replicó las imputaciones el contador Daniel Pérez Gadín, quien al igual que Báez quedó detenido ayer por orden de Casanello, ante la supuesta existencia de «riesgos procesales», de fuga o entorpecimiento de la investigación.
Ayer Báez fue detenido cuando aterrizaba procedente desde Río Gallegos en un vuelo privado. Está acusado, junto a su hijo Martín -que no fue detenido- y al contador Daniel Pérez Gadín -también preso- de lavar cinco millones de dólares provenientes de la evasión fiscal de la constructora Austral Construcciones a través de la operatoria de la cueva financiera SGI («La Rosadita»).
Pasaron la noche en la Superintendencia de Investigaciones Federales, en el barrio de Lugano. Desde allí fueron llevados en un móvil de la Policía Federal hasta los Tribunales bajo un fuerte operativo de seguridad.
Ahora se encuentran en Ezeiza, donde también está detenido el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime.
Gabriel De Nicola/La Nación