Sólo el 20% de los golpeadores que concurren a un psicólogo termina el tratamiento

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psicologa1La violencia de género es un problema que se va incrementado y por el momento no se puede detener a pesar de la introducción de leyes para acabar con esta situación. En el Centro de Atención Médica Municipal ubicado en el barrio Tabla Redonda, la licenciada en psicología Analía González, asiste a 70 victimarios que son enviados por la Oficina de Medidas alternativas dependiente del Ministerio Público Fiscal  y  la Oficina de Protección a las víctimas de violencia familiar y la mujer.

“Cada vez que existe un caso de violencia de género, se realiza una denuncia, el juzgado se encarga de estas personas, la mayoría son detenidas y cuando son liberadas lo que se hace es derivarlas a determinados lugares, uno de ellos es al psicólogo”, explicó la profesional.

Aclaró que son pacientes, «que no quieren venir, por lo que no se los puede denominar así. Están obligados por el juzgado, entonces al haber una obligación no podemos hablar específicamente de pacientes tampoco podemos hablar de hacer una psicoterapia porque esta es para las personas que sienten la necesidad o la emergencia. Desde este punto de vista no hay necesidad ni emergencia, entonces es más difícil trabajar estos casos porque tenemos que buscar que la persona pueda resolver ciertas cuestiones y sobre todo que se pueda dar cuenta de que realmente necesita ayuda”.

Cuando se habla de violencia de género la sociedad entiende que es la ejercida contra la mujer, pero la psicóloga precisó que “hay mujeres que ejercen violencia de género, particularmente por engaños”.

Consultada sobre cómo se hace para que una persona violenta deje de serlo, González comentó que es muy difícil, “se trabaja desde el punto de vista de tratar de que este sujeto tome conciencia de la situación, que no plantee el hecho de decir ´le he pegado un parchazo nada más´, un parchazo, una piña o lo que sea ya es violencia”

“Lo primero que se hace es explicar el procedimiento. Desde el juzgado se determina, por ejemplo, dos años de terapia, pero no se puede tener ese tiempo a una persona que no quiere ir al psicólogo. Desde ahí ya empieza el trabajo porque comenzamos a observar cómo reacciona, si reniega o no, si lo hace ya podemos ver qué tipo de personalidad tiene, impulsivo, agresivo. Por otro lado hay sujetos que toman bien el hecho de empezar a venir porque se dan cuenta de que no estuvo bien lo que hicieron, de que por eso van a perder cosas, una familia, ese es el eje con el que se trabaja con el paciente, de qué se puede dar cuenta, de qué se puede hacer cargo, qué es lo que lo ha llevado a ejercer violencia contra la esposa, la madre, la novia, los hijos”, destacó.

 

Cómo trata la Justicia los casos de violencia de género

Hoy en día las denuncias de violencia de género se han descentralizado, ya no es el juzgado del crimen el que se va a ocupar de eso, ahora hay un organismo que lo que hace es evitar que se dejen de lado o no se dé importancia a estos casos, por lo que se encarga exclusivamente de éstos. Es por ello que comenzaron a solicitar ayuda en todos los centros de salud, hospitales, upas y los CAMM, según los profesionales que tiene cada uno.

Hay pacientes derivados de OMA que son drogadictos y por esto han terminado ejerciendo violencia. Como la provincia no tiene equipos interdisciplinarios armados se trabaja por separado, el psicólogo por un lado y después se los deriva al Crease que es donde tratan el problema de la droga.

“Es muy difícil que la mujer denuncie, lo hace cuando no tiene alternativa”

La licenciada Analía González destacó que “en el CAMM no he tratado víctimas de violencia de género. Estos casos se los detecta cuando alguien hace una denuncia, porque la mujer lo que hace es esconder, lo que uno tiene que trabajar es que ella piense de la siguiente manera, no es ´sólo me ha pegado un parchazo´, es ´me ha pegado y esto no tiene que quedar así´, porque de esta manera se empieza, luego está la culpa, se hace cargo la mujer ´yo tengo la culpa de que me haya pegado´ y así se va tapando, por eso si nosotros salimos a hacer trabajo de campo lo más seguro es que el vecino nos avise de que existe violencia en un hogar no la víctima, esa mujer lo va a hacer cuando las marcas sean muchas y ya no le quede otra alternativa que hacer una denuncia”.

“Lamentablemente cuando vemos una mujer que trae a su hijo a control y a ella le vemos marcas no podemos denunciar, la única que puede hacerlo es ella, sólo lo podemos hacer si vemos golpes en el niño, lo hacemos quedar y llamamos a la policía. Con el adulto no, sólo podemos sentarlo, hablarle de la mejor manera para que sea una buena receptora y pensar que podemos movilizar algo, plantearle que la ayuda la va a encontrar aquí , simplemente tiene que pedirla”, indicó.

 

Cifras alarmantes

“Atiendo 70 pacientes aquí, hay otros que no llegan o que vienen después de un año porque los intiman de lo contrario vuelven a estar presos. Es una constante el pasar los límites”, remarcó la profesional.

De esa cantidad de golpeadores, sólo el 20% termina el tratamiento porque se da cuenta de que lo necesitaba, el resto no admite el problema y la mayoría de las veces regresan al hogar con el consentimiento de la mujer, aumentado la agresividad y llegando al femicidio.

 

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