Tiene mi tierra un cielo
un cielo tan claro y limpio
que hombres con toda tarea,
sabios, poetas, capitanes de navío,
sorprendidos como nunca
a coros, todos han dicho:
que no es justicia prevista
que una tierra pobre y seca
se cubra, con el cielo mas lindo.
Pero lo mejor de mi tierra
son los ojos de los niños.
Mi tierra tiene un río,
todo un río antojadizo
que si quiere llega al cielo.
Breves ansias de arbolito.
Y un salitral tiene
vidrio blanco quebradizo
donde los ojos crean
fantasmas de luz y vidrio.
Pero lo mejor de mi tierra
son los ojos de los niños.
Y mi tierra tiene un bosque
gesto verde, verdísimo
con miles de enredaderas
que juegan al escondido
y una llanura tiene
llanura sin infinito…
Que el sol se cansa de andar
por ella, en el día indio.
Pero lo mejor de mi tierra
son los ojos de los niños.
Mi tierra es muy anciana
sus arrugas ya han escrito
en su cara de mujer
cuatrocientos jeroglíficos
y tienen digna de elogios,
las trenzas de las mujeres,
todos los cantos dichos.
La vidala que le duele
a la queja que es quejido
viruta de emoción dulce
que se envuelve en los sentidos.
Pero lo mejor de mi tierra
son los ojos de los niños.
Mi tierra tiene rincones
donde los años vividos,
sazonan cuentos de «zupay»
y de mil aparecidos.
Tiene leyenda y por qué
para la gracia y el grito.
Pero lo mejor de mi tierra
son los ojos de los niños.
Color cielo, color tierra
color corazón de indio
color silencio sobrado,
color angustia de siglos…
color que le duele el alma
color que nunca se ha visto,
color de niño sufrido
color de color de Cristo…
lo mejor de mi tierra,
son los ojos de los niños.
Por Blanca Irurzun