Tras 20 años de estrellato y por culpa de la sequía, la soja cede el liderazgo al maíz

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El ministro de Agroindustria Luis Etchevehere dio la semana pasada estimaciones oficiales de las pérdidas por la sequía

La soja no es amarilla… Al final, la sequía dilucidó un debate político-cromática entre quienes discutieron durante años sobre el amor y el odio a la oleaginosa. De un lado de la grieta se despotricó contra “el yuyo”, mientras otros advertían que en realidad los gobiernos K no sólo eran grandes beneficiarios de la legumbre de origen chino, sino también impulsores determinantes de su expansión

El clima dio el golpe final en una “pelea agronómica” que se venía emparejando desde que Mauricio Macri ganó poder. Y ahora los números están dando un veredicto. El ministerio de Agroindustria estimó el jueves que la cosecha de soja cerraría la campaña en marcha (está en un 40% de avance) en 37,6 millones de toneladas. En tanto, pronosticó una cosecha maicera (con un grado de avance del 30%) en 42 millones de toneladas de maíz, sumando diversos usos, como autoconsumo, silaje, etc.; destinos poco usuales para la soja, que en su gran mayoría se comercializa.

Así, luego de 20 años, el volumen de maíz superaría a la recolección sojera, en un escenario de importantes mermas debido al déficit hídrico que azotó los campos en la época que los cultivos necesitan agua para desarrollarse, y definir el rendimiento.

Ese cálculo oficial no es contradictorio con las estimaciones privadas, aunque difieren en la consideración. Las bolsas granarias, la de Cereales de Buenos Aires y la de Comercio de Rosario, entre otras, prefieren informar el volumen de maíz destinado a grano comercial, y coinciden al estimar el resultado de esta campaña en el orden de los 32 millones de toneladas. Pero nadie niega que puede haber otros 10 millones de toneladas de maíz que no entran en el circuito comercial porque, por ejemplo, se destinan a feedlots propios o de terceros mediante acuerdos directos.

Esta modalidad contable la había estrenado el gobierno anterior para equiparar el dominio del “yuyo”, y en una política de Estado que goza de continuidad, ahora lo utiliza la cartera que conduce Luis Etchevehere.

Los motivos de esta alteración en el ranking granario argentino tienen que ver con el clima. La soja sufrió una merma de 31,6%respecto al ciclo anterior y de 29% frente a lo proyectado al inicio de la siembra, explicado primero por una reducción de la superficie implantada, y luego por una notable merma de rindes.

Por su parte, el maíz en este ciclo mantuvo su área sembrada, pero igual sufriría una caída del 15,2% si se compara con la campaña pasada y 18% por debajo de lo previsto al comienzo de la implantación.

Pero hay otros factores que pesan. En diciembre de 2015 el presidente Macri liberó del 20% por derechos de exportación al maíz (entre otros cultivos) y disminuyó levemente las retenciones de soja del 35 al 30%. Ahora está en 28%, porque desde enero último el recorte es del 0,5% por mes.

Ese es uno de los motivos centrales por los cuales el gran cereal americano resurgíó y fue descontando la enorme ventaja que la soja le había sacado desde 1997.

Por el valor de la tonelada de soja, cuyo precio históricamente duplica al del maíz, el complejo maicero todavía está lejos de pasar al frente en generación de divisas. Pero genera más movimiento económico (unos US$ 6.000 millones) que la industria automotriz.

En divisas, las pérdidas se estiman entre 3.000 a US$ 3.500 millones. Pero por la menor actividad se calcula que el impacto de esta mala cosecha será de unos US$ 5.500 millones.

Fuente: Clarín

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