Tras tildar a la entidad de «hipócrita» y cuestionar «las críticas injustas» hacia Israel, el Gobierno de EEUU anunció que se retira del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Así lo informó la representante estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, en conferencia de prensa conjunta con el secretario de Estado de ese país, Mike Pompeo.
En realidad, la medida fue adoptada en reacción a los fuertes cuestionamientos a Washington por su política inmigratoria de «tolerancia cero», tras difundirse imágenes y videos en los que se observa a niños migrantes cuando son separados de sus padres. Son unos 2.000 niños cuyas familias fueron detenidas en la frontera. El secretario de Justicia de EEUU, Jeff Sessions, defendió la práctica durante una entrevista en la cadena Fox.
«El enfoque desproporcionado y la hostilidad interminable contra Israel es prueba de que el Consejo está motivado por sesgos políticos, no por los derechos humanos», afirmó Haley.
Pompeo, por su parte, subraya que ese Consejo socava los intereses nacionales de EEUU.
Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano
No obstante, según informó anteriormente la agencia Reuters, la medida —que corresponde a la primera vez que uno de los 47 miembros del Consejo deja ese cuerpo voluntariamente— se habría adoptado en reacción a los cuestionamientos de ese organismo a la política migratoria del presidente de EEUU, Donald Trump.
«La participación estadounidense es la última pizca de credibilidad que tiene el Consejo», argumentó Haley. «Esa es precisamente la razón por la que debemos irnos», acotó.
El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, en el marco de un discurso en la 38º sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, instó ayer a las autoridades de EEUU. a acabar con la práctica de separación forzada de niños de las familias inmigrantes que entran ilegalmente en territorio estadounidense a través de su frontera con México.
Al Hussein describió esta práctica de la administración Trump como «abuso intolerable contra los niños», recordando que según la Asociación Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) «es sancionada por el Gobierno» y puede causar «daños irreparables para toda la vida».
El Tribuno
