El cura Guillermo “Willy” Torre, de la parroquia Cristo Obrero de la Villa 31, dio positivo en la prueba de coronavirus y se encuentra aislado en un hotel del centro de la ciudad de Buenos Aires.
La noticia fue confirmada a través de un comunicado por el Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares, que también detalló que su estado general es bueno y no tiene fiebre.
“Cuando algunos se preguntan dónde están los curas villeros en tiempos de pandemia, decimos que están compartiendo la vida de sus vecinos en las buenas y en las malas”, aseguraron los religiosos en la carta.
En esa línea, destacaron que el trabajo de laicos, sacerdotes y obispos en los barrios más vulnerables “es intenso y permanente” a pesar de estar constantemente “expuestos al contagio”.
“Willy” Torre vive hace más de 20 años en la Villa 31 y es el párroco de la capilla Cristo Obrero, célebre porque allí realizó su labor el sacerdote Carlos Mugica, quien murió asesinado el 11 de mayo de 1974 a manos de la Triple A.
Tras el diagnóstico positivo, las autoridades sanitarias porteñas decidieron testear mediante hisopados a sus contactos cercanos y al equipo interdisciplinario que trabaja con él en el barrio. Los resultados se conocerán en las próximas horas.
Los cura villeros señalaron que la pandemia hace que “se visibilicen problemas estructurales de nuestros barrios”. Sin embargo, explicaron que “las necesidades” de sus congregaciones “están por sobre los riesgos” que asumen al seguir viviendo en los barrios vulnerables.
A principios del mes pasado, el grupo de religiosos había reclamado una mayor presencia del Estado en los barrios vulnerables, donde estaba “pegando fuerte” el coronavirus, y advirtieron que “se vienen momentos muy duros en lo social”.
La declaración, titulada “Aniversario del padre Carlos Mugica y el impacto del coronavirus en las villas y barrios populares”, llevaba las firmas los sacerdotes José María “Pepe” Di Paola, “Willy” Torre, Lorenzo “Toto” De Vedia, Franco Punturo y Gustavo Carrara, obispo auxiliar de Buenos Aires.
«Hace más de 50 años, Carlos Mugica y sus compañeros fundaron el Equipo de Sacerdotes para las villas. Hoy los curas y las comunidades de nuestros barrios coordinamos esfuerzos para el bien de los vecinos, especialmente aquellos que más necesitan», concluyeron.
La Villa 31 es uno de los puntos más golpeados por la pandemia en la ciudad de Buenos Aires debido a los problemas estructurales que dificultan el aislamiento y las interrupciones en el servicio de agua potable.
La semana pasada murió por COVID-19 un referente social de la agrupación Barrios de Pie que coordinaba el funcionamiento de un merendero. Agustín Navarro tenía 57 años.
Siete días antes había muerto otra referente barrial: Ramona Medina. La mujer de 42 años había sido una de las caras del reclamo contra el Gobierno porteño por la falta de agua potable en plena pandemia.
Según el último parte diario, los barrios de emergencia de la ciudad de Buenos Aires acumulan 31 muertes y 4.083 casos positivos. No obstante, desde el Gobierno porteño descartaron la posibilidad de aislarlos como se hizo con la Villa Azul de Quilmes.