Hace catorce años el huracán Katrina impactó en la costa este de Estados Unidos y los desastres que provocó lo colocaron entre los cinco ciclones más mortíferos en la historia del país norteamericano, dejando un total de 1.836 fallecimientos.
Nueva Orleans fue una de las ciudades que más padeció el paso de Katrina, puesto que la mayor parte de su extensión se encuentra por debajo del nivel del mar. Antes de la catástrofe la ciudad alcanzaba los 400.000 habitantes, pero tras del huracán su población se redujo a la mitad.
En una conferencia de prensa celebrada el 28 de mayo, el entonces alcalde de la ciudad ordenó la primera evacuación obligatoria de la ciudad. El gobierno también organizó varios «refugios de último recurso» para los ciudadanos que no podían abandonar la ciudad. Entre estos refugios se encontraba la Luisiana Superdome, en donde se albergó a unas 26 mil personas durante los días que duró el huracán.
La marejada ciclónica causada por Katrina provocó 53 brechas en el sistema de diques que protegía a Nueva Orleans, lo que dejó aproximadamente al 80 por ciento de la ciudad inundada.
Incluso la Superdome, que había sido escogida como refugio para un importante número de personas, quedó significativamente dañada. La catástrofe afectó especialmente a la población afroamericana, que habitaba en las zonas más humildes y también más vulnerables, así como a los numerosos centroamericanos, en especial de origen hondureño.
Catorce años después, el fotógrafo Leland Kent se aventuró en los hospitales, asilos, escuelas y otras infraestructuras que quedaron destruidas por el paso del huracán. Las imágenes que capturó las recopiló en un libro de 96 páginas al que tituló «Abandonded New Orleans«.