El santuario de San Cayetano comenzó a recibir esta madrugada a una multitud de peregrinos que, desde hace días, esperan acercarse a la imagen del santo para pedir pan y trabajo o agradecerán haberlo recibido, y también rezar por la paz social en el país.
Exactamente a la hora cero se abrieron las puertas del templo del barrio porteño de Liniers, donde miles de devotos hacen dos filas extensas para venerar al patrono de la providencia.
La expresión de fe popular, habitual termómetro de la desocupación en el país, lleva por lema «Junto con San Cayetano rezamos por paz, pan y trabajo».
En medio del tañido de las campanas y el aplauso de los presentes, el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Raúl Martín, bendijo el paso de los fieles.
La primera en ingresar fue Delis Noris Lensina, una peluquera de 66 años que desde hace casi tres décadas recorre de rodillas el trayecto desde el pórtico del templo hasta el lugar donde está emplazada la imagen del santo.
La mujer, cubierta por una bandera argentina, fue seguida por un grupo de personas con discapacidad en sillas de ruedas.
Ninguno de los sacerdotes del templo arriesga a decir cuántos peregrinos pasarán por el santuario de Cuzco 150 a lo largo del día, pero el párroco Jorge Torres Carbonell consideró que “no hay necesidad de contarlos, son muchos, y lo esencial es disfrutar de esta fiesta religiosa”.
“Los fieles siempre sorprenden con su fe y demuestran que cuando algo los movilizan no necesitan que los convoquen, vienen en forma espontánea a pedir y agradecer”, dijo a DyN el sacerdote que debuta al frente del santuario.
Los peregrinos formaron dos extensas filas. Una demanda cerca de 12 horas y permite tocar el vidrio que protege la imagen del santo ubicada en el costado derecho del templo, mientras que la otra exige unas 6 horas de espera para entrar por la nave central para verlo de lejos.
Desde las 4 hay misas a cada hora desde el altar levantado sobre la calle Cuzco, donde a las 11 el cardenal Jorge Bergoglio presidirá la eucaristía por la paz, el pan y el trabajo.
También se bendicen objetos y se recibirán alimentos no perecederos y ropas para la Cáritas parroquial.
Unos 1.500 voluntarios laicos, 200 sacerdotes y 800 scouts asisten a los peregrinos, a quienes reparten pan, caldo y mate cocido.
En tanto, la empresa AySA suministra agua potable a los fieles mediante tres camiones cisternas ubicados en las inmediaciones del santuario de Liniers.
Fuente: Infobae