En la densa selva en lo profundo de Maharashtra, India, T1 estaba acorralado. Así era el nombre oficial de ese feroz animal de cuya cacería participaron 150 personas. Los proteccionistas la llamaban Avni. La aterradora hembra tenía 6 años y sangrientos antecedentes.
Su historial era famoso a pesar de no ser una estrella de National Geographic o de Animal Planet. En sus registros figuraba que estaba vinculada con la muerte de 13 personas en Maharashtra.
El primer ataque se produjo en enero de 2016, cuando se encontró el cuerpo de una anciana en un campo de algodón. Las marcas de las garras quedaron impresas en la espalda de la mujer. Las muertes aumentaron en la región. El diario The Independent informó que las pruebas de ADN en las víctimas reveló que las heridas en cinco cuerpos fueron infligidas por una tigresa. Según las pruebas fotográficas y las huellas, las autoridades vincularon al animal con 13 decesos.
Pero el viernes último, al verse rodeada T1 atacó. Por última vez. Sintió un pinchazo en su cuello. Era un dardo para dormirla. Nada. Continuó con la embestida. Hasta que una bala calibre .458 de un rifle Winchester Magnum la detuvo abruptamente. Cayó muerta.
«No hay dudas de que vidas humanas estaban en peligro. Era un día de mercado y la tigresa estaba en la carretera que usan las personas y los niños en bicicleta y teníamos que estar allí. Probó carne humana y nos veía como monos, o cabras u otra presa. Así que cuando cargó contra nosotros tuve que dispararle en defensa propia», dijo Asgar Ali Khan, quien apuntó y disparó mortalmente contra Avni.
«Estoy profundamente triste por la forma en que la tigresa Avni ha sido brutalmente asesinada. Definitivamente voy a ocuparme de esto. Es un caso de absoluta falta de empatía con los animales. Legal, criminal y políticamente», dijo Maneka Gandhi, ministra de la India para el Desarrollo de la Mujer y el Niño y miembro de la familia más influyente en la historia del país.
India tiene una importante política de defensa de los animales y, sobre todo, de los tigres. En los últimos 12 años gracias a diversas medidas proteccionistas, la población de estos feroces animales trepó de 1.411 ejemplares en 2006 a 2.500 en la actualidad. Sin embargo, la cifra está muy lejos de los 40 mil tigres que alguna vez poblaron esa nación en los inicios del siglo XX. Una ley los protege y ahora quieren investigar si esa norma se violó.
Este aumento de la población de tigres choca directamente con la expansión de los humanos en las selvas. La deforestación generó que se produjeran mayor cantidad de ataques a habitantes que de a poco van viviendo en el territorio natural de los tigres. De acuerdo a un informe publicado por el diario The New York Times, el 30 por ciento de los tigres en India viven libremente, mientras que el resto lo hace en reservas naturales.