Si estos equipos se hubieran enfrentado por la B Nacional, tal vez podrían haber mostrado un mejor espectáculo. La presión de tener que lidiar con el promedio del descenso, es algo que no ayuda a que se vea buen fútbol y por consiguiente, los encuentros terminan siendo muy friccionados como el de hoy a la noche en Santa Fe, en donde Mariano González debió sacar 13 tarjetas (once amarillas y dos rojas).
La etapa inicial fue muy mala y la primera pelota que cayó a las manos del arquero tras un remate, fue a los 33 minutos. Claro que un rato más tarde, se produciría un quiebre en el partido, con la expulsión del “Cuqui” Silvera, quien ya amonestado, saltó y le tiró una patada leve a su marcador, la cual fue sancionada con una nueva tarjeta.
Desde allí, la visita se redujo a aguantar el empate y esperar atrás agazapado para salir rápido de contraataque aprovechando la velocidad mental de Franco Vázquez y la física del “Picante” Pereyra. En la mitad del complemento, Juan Quiroga le dio un patadón a Quinteros y se fue expulsado por roja directa. Una irresponsabilidad total que perjudicó a un equipo que sufría el cansancio con diez hombres y de ahí en más jugaría con nueve.
Pero el “Tatengue” fue más de lo mismo, centros sin destino a un área poblada de defensores celestes que tenían una única misión: tirarla lo más lejos posible de Olave. Así, los minutos se fueron consumiendo, la impotencia del local creció y los festejos visitantes se hicieron oír en el 15 de abril. A los locales, se les viene el clásico de la ciudad y por lo visto, Kudelka deberá mejorar y mucho a su equipo si no quiere salir derrotado. ¿De Belgrano? Sólo es rescatable su empeño y corazón, ya que también quedó en deuda en lo futbolístico.
La figura del partido fue Juan Carlos Olave. El arquero de Belgrano no tuvo demasiadas intervenciones, pero se mostró seguro en los momentos claves del encuentro. Descolgó varios centros cuando el racimo de jugadores en su área era innumerable.