En la recta final al balotaje, Agustín Rossi y Victoria Villarruel enfrentaron este miércoles el último debate de candidatos a vicepresidente, en A dos Voces, por TN. Ambos se mostraron sólidos en la mayoría de los tópicos, pero apelaron a dos estrategias diferentes. Mientras la libertaria apostó a la confrontación, contrario a su estilo, el santafesino se mostró bajo control y evitó responder a las chicanas.
Tanto Rossi como Villarruel buscaron potenciar el perfil de sus compañeros de fórmula. En línea con Sergio Massa, el ministro de Defensa presentó propuestas de gobierno y la candidata de La Libertad Avanza, cerca del estilo de Javier Milei, fue al choque en cada uno de los ejes temáticos.
Ambos candidatos tomaron nota de sus errores y fortalezas en el primer debate y se prepararon para un mano a mano mucho más duro, pero efectivo para sus estrategias de campaña. Y los dos pudieron sortearlo sin mayores dificultades.
Rossi y Villarruel tras la sombra de Massa y de Milei
Si en el primer debate de candidatos a vicepresidente Victoria Villaruel le había sacado varios pasos de ventaja a Rossi, en el de este miércoles ambos llegaron a la meta casi al mismo tiempo.
Más sólido y sabiendo de dónde iban a llegarle los ataques, el santafesino aprendió de sus errores y mantuvo la calma durante gran parte de los cruces. Esta vez no se vio ante la necesidad de confrontar con varios candidatos que lo eligieron como foco de las críticas, y supo sacarle mejor provecho a los mano a mano.
En tanto que la candidata libertaria -dogmática, minuciosa- adoptó una postura confrontativa, se manifestó en varias oportunidades como “indignada” y “enojada” y pudo exponer las ideas de su espacio político sin mayores dificultades. Incluso se abrazó al mensaje del “cambio” que llegó a LLA tras el acuerdo de Milei con Mauricio Macri y Patricia Bullrich.
Apeló a viejas chicanas, como la muerte del fiscal Alberto Nisman, las denuncias de corrupción sobre los gobiernos kirchneristas, el escándalo con el viaje de Martín Insaurralde, el memorándum con Irán, la fiesta de Olivos y hasta las inundaciones de La Plata, entre otros. Rossi no respondió a ninguna.
La bajada de línea de Massa quedó clara: no confrontar, no entrar en discusiones que lo pudieran sacar de eje y hablar todo el tiempo de propuestas. El tigrense había apelado a esa estrategia en sus dos debates presidenciales y en su equipo de campaña están convencidos de que le sumó.
Cuando todos esperaban que el ministro de Defensa reaccionara, Rossi supo contenerse, mostró menos titubeos que en su primera intervención y no falló a la hora de evitar salirse de control, pese a las insistencias de su contrincante.
Los dos fueron sólidos en los temas que mejor manejan, Seguridad y Justicia, DDHH y transparencia, pero no pudieron desenvolverse con la misma soltura en terrenos menos amigables para ambos, como la economía. Por eso, el santafesino expuso a rajatabla las propuestas de Massa y Villarruel tuvo algún traspié, como cuando habló de conseguir los dólares para la dolarización de los ahorros declarados o no de los argentinos, sin poder explicar cómo lo haría.
En busca de los votos esquivos
Si bien tanto Rossi como Villarruel buscaron fidelizar los votos cautivos, por momentos fueron a la caza de los indecisos y de quienes acompañaron otras propuestas de gobierno.
Confiada de retener los votos de Bullrich, la candidata de LLA le hizo un par de guiños a los cordobeses, bajo la premisa de que esta última semana Juan Schiaretti cruzó varias veces a Massa. En tanto que el candidato de UxP llevó al debate a Alfonsín, cuando habló de “los militares que mataron a abogados radicales” con la intención de abrazar las ideas del partido centenario.
Para confrontar sin caer en las chicanas, Rossi mencionó una y otra vez a Milei, mientras que Villarruel prefirió confrontar más con su contrincante que con Massa. Pocas veces lo mencionó en el debate.
Contrario a lo que se esperaba, ninguno de los dos se lució ni arrasó por sobre el otro. Seguramente, Massa y Milei tomaron nota de lo sucedido para el debate final que les tocará comandar a ellos, el próximo domingo.
Mariana Prado/TN