«Cuando un artista trabaja para el público y no esgrime una posición política, de alguna manera mantiene oculta una característica que favorece a la venta masiva de lo que hace. Cuando uno expresa una idea política, divide aguas y para un sector se transforma en no-santo de su devoción», explicó el actor a El planeta urbano.
Si bien Pablo asume con convicción este costo y celebra la posibilidad de «seguir un ideal», reconoce que como tal, también tiene errores: «Uno termina apoyando lo bueno y lo malo, no hay forma de dividir más allá de estar de estar de acuerdo o no».
Por su parte consideró que antes los artistas no «se pegaban a nada» porque no había nada a qué pegarse y que el gran cambio justamente es ese.
«Además de que cada uno puede opinar libremente y comprometerse, motivo por el que en otro momento, sencillamente podías desaparecer».
Echarri confesó que nunca le ofrecieron cargos políticos, aunque sí encontró un lugar para ejercer la «política social»: «Tengo un trabajo activo en la Sociedad Argentina de Gestión de Actores e Intérpretes, ligada a mejor el gremio y hoy los actores estamos mucho más cubiertos. Cuando uno decide meterse en la gestión política fuera de lo social hay algo que artísticamente deja de representar», concluyó.
Fuente: Teleshow