La Arquidiócesis de Santiago del Estero, este fin de semana, recibió la visita del padre Pedro Opeka CM, quien desde más de 50 años se encuentra misionando en la República de Madagascar, ubicada frente a la costa sureste de África; y es la cuarta isla más grande del mundo.
El sacerdote llegó a la provincia este viernes, acompañado por sus hermanas y cuñados. Desde hace más de 30 días se encuentra recorriendo el país visitando Jujuy, Salta y Santiago.
El reconocido misionero fue recibido por el Arzobispo y Cardenal primado del país, monseñor Vicente Bokalic con quien tiene una amistad desde que eran jóvenes; incluso compartieron juntos el seminario.
Padre Opeka se mostró agradecido por el recibimiento de los integrantes del Consejo de Pastoral de la Arquidiócesis de Santiago del Estero, «estoy sorprendido por el recibimiento, hace unos días me comuniqué con monseñor Vicente y le dije que venía».
En cuanto a su trabajo misionero en Madagascar señaló, «es una enorme experiencia de 50 años. He tenido la oportunidad de ser recibido por el Papa Juan Pablo II; Benedicto XVI; el Papa Francisco fue a Madagascar, fue increíble ver a miles de jóvenes cantar».
Contó con emoción que todo lo que se logró fue porque hubo, a lo largo del tiempo, un cambio de pensamiento. En ese sentido rememoró, «construimos una cancha de basquet donde nos reuínamos 40 personas a orar, la tuvimos que ampliar porque en la actualidad nos juntamos más 10 mil personas a rezar».
A la vea mostró su enorme humildad al señalar, «no sé por qué me hacen tanto reconocimiento sólo hice lo que cualquier persona, cristinano y sacedorte debe hacer».
También vio con sorpresa la participación de las mujeres, «veo aquí una importante participación de las mujeres; allá -por Madagascar- la mujer sigue en un plano inferior. Tengo más de 900 colaboradores y la mayoría son hombres. Es una cuestión cultural, que de a poco en las tribus va cambiando».
Cabe mencionar que este sábado, el misionero vicentino compartió una mateada con miles de personas -muchos jóvenes- que se congregaron en el patio del Colegio San José de ciudad Capital, donde contó en primera persona su experiencia y cómo se fue forjando Akamasoa (que significa Buenos Amigos).
Este encuentro finalizó con la santa misa la cual estuvo presidida por el cardenal Vicente Bokalic y concelebrada por sacerdotes de la Arquidiócesis.


