Perón y los gorilas invaden la ciudad

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En “Evita y Perón contra los gorilas”, la tarea es rescatar a obreros custodiados por grandes simios.

Stencils de Evita. Bloggers K. Militancia vía Facebook. El Nestornauta. Ya no son tiempos exclusivos para los folletos impresos y exaltados centros estudiantiles: el creciente entusiasmo de algunos jóvenes por la política argentina también se ha apropiado de las nuevas tecnologías y la cultura pop, formas más frescas y modernas de expresar las convicciones. En un escenario con tantos y tan variados interesados, era cuestión de tiempo para que la tendencia se expandiera hacia disciplinas más interactivas como los videojuegos. Suena divertido, ¿no? Ahora también se puede militar jugando e incluso hay quienes ya los inscriben en la solemne categoría de political games.

Quizá el más popular sea Evita y Perón contra los gorilas , una entretenida aplicación on line en la que debemos manejar al líder justicialista. La misión es sencilla, consiste en rescatar a “obreros” custodiados por unos molestos simios de gran tamaño a los que hay que eliminar, por supuesto. Una vez rescatados, los obreros suben a un colectivo para ser llevados a una especie de Plaza de Mayo, Coca Cola y choripán mediante.

Mejor logrado que el anterior, aunque con su correspondiente cuota bizarra, The rise and fall of Mecha-Perón presenta tintes más épicos. Allí también el protagonista es el histórico ex mandatario, sólo que ahora es transformado en una mezcla de Godzilla y robot gigante que dispara rayos con los ojos. La acción se sitúa en Tokio en la década de 1950. En este caso, el objetivo pasa por destruir edificaciones mientras combatimos aviones del ejército nipón. Tanto en este juego como en el anteriormente citado, una de las particularidades más curiosas es la música de fondo, ya que los programadores se han tomado el trabajo de convertir la Marcha peronista al lenguaje de 8 bit (el de consolas como GameBoy o Family Game).
The rise and fall of Mecha-Perón resultó el ganador de un concurso impulsado por la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos de Argentina (Adva) en marzo pasado, llamado “El juego de Perón”. El único requisito de la convocatoria era que el juego debía tener una referencia a Perón, con lo que se admitía, aunque más no fuera en forma solapada, que el trasfondo podía ser tanto a favor como en contra del justicialismo.

Una vez conocidos los resultados, Nicolás Viegas Palermo, uno de los jóvenes programadores del videojuego ganador, dejó claro que la finalidad estaba más cerca de la recreación que de la militancia. “El concepto del juego apela al absurdo –se apresuró a declarar a la agencia EFE–. Nos pareció divertido que Perón fuera un robot. Pero en verdad no hay ninguna intencionalidad política.”

Miguel Martín, director ejecutivo de Adva, refuerza la idea: “La convocatoria fue planteada desde un punto de vista divertido antes que político. El objetivo era generar un pasatiempo”.

PRO y contra
Claro que en un año clave en lo político como este 2011, los diseñadores de 
videojuegos no sólo iban a fijar la vista hacia atrás. Las elecciones a jefe de Gobierno porteño también arrojaron lo suyo. Un ejemplo es el elemental Explotá los globos , en obvia alusión a uno de los objetos fetiche del PRO al momento de celebrar. La pantalla muestra a la izquierda a Daniel Filmus y a la derecha a Mauricio Macri (ambos inexplicablemente usando lentes 3D), y la misión consiste en explotar globos que llevan impresos rostros de personajes cercanos al oficialismo, como Tomada, Aníbal Fernández, Moyano e incluso Fito Páez. De hecho, la música que se oye de fondo es una versión midi de Mariposa Technicolor . Además, cada globo que explota representa no un punto sino un voto.

Macri también es el protagonista de una aplicación flash muy básica, pero en la que se puede perder bastante tiempo. El plan consiste en arrastrar al Jefe de Gobierno hacia diferentes direcciones con ayuda del mouse, tratando de esquivar las esferas amarillas del PRO. El título del juego es bastante elocuente con lo que propone: Revoleá a Macri . De todas maneras, se trata de un chiste sencillo antes que un ataque explícito.

Y si bien muchos programadores prefieren adoptar una postura neutra en relación a su ideología política, suelen estar atentos a los avatares de los funcionarios o periodistas, porque cualquier blooper puede convertirse en juego viral. Cuando en noviembre pasado la diputada justicialista Graciela Camaño le pegó un cachetazo al oficialista Carlos Kunkel, un diseñador rápido de reflejos colgó a los pocos días una página en la que es posible recrear el golpe.

Los casos anteriores se unen a un videojuego que la juventud kirchnerista adoptó como clásico, Los peronautas contra el monopolio , que comenzara a difundirse a comienzos de 2009. Se trata de una adaptación de los viejos juegos de naves al estilo 1942 , en el que los disparos van apuntados hacia logotipos de diferentes medios del Grupo Clarín.

Queda claro que hoy en día hay maneras creativas de sentar posición. Militar ya no sólo involucra vocear las opiniones, sino también volverse protagonista, aunque sea por un rato, a través de una pantalla y sin demasiadas consecuencias en la realidad. Después de todo, nadie va acusar persecución política si es hostigado por un par de gorilas virtuales.

Guerras en las consolas
En Estados Unidos, cuya industria del entretenimiento mueve millones de dólares por año, los political games tienen toda una tradición que no se limita a los juegos on line a cargo de aficionados. Algunas empresas cuentan con un grupo de cerebros abocados a la creación de estos videojuegos para consolas como PS3 o xBox.

Por temor a posibles censuras o controversias, es difícil encontrar referencias explícitas hacia algún político en esta clase de videogames. Medal of Honor, por ejemplo, aborda conflictos y misiones reales con los talibanes. Otras sagas (como Mass Effect, Deus Ex, Half-Life o Halo) plantean temáticas políticas desde la ficción: problemáticas reales (discriminación, dictaduras, corrupción) pero en escenarios inventados.

Otra popular saga como Call of Duty también se encuentra llena de guiños. Sus primeras entregas estaban ambientadas en la Segunda Guerra Mundial, pero luego la serie pasa a la Guerra Fría y otros enfrentamientos bélicos más contemporáneos.

De hecho, una de sus últimas entregas, Call of Duty: Black Ops, hizo levantar algunas voces porque en la primera misión, ambientada en la década de 1960, hay un intento de asesinar a Fidel Castro. Si bien nunca se detalla el hecho, las siguientes secuencias del videojuego dan a entender que el asesinato se habría concretado.

Rebobinando un poco más en el tiempo, uno de los primeros videojuegos que se animó a emplear un personaje histórico real fue el clásico y exitoso Wolfenstein 3D, pionero en el estilo FPS (first person shooter). El jefe final del juego era un cyborg de cabello oscuro peinado a un costado, con un temible y angosto bigote: un calco a Adolf Hitler.

Fuente: La Voz del Interior

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