«Golpe de Estado nunca más» fueron de las primeras palabras que Zelaya dirigió en un discurso a los miles de seguidores concentrados en la plaza Isis Obed Murillo, cercana al aeropuerto internacional Toncontín, donde minutos después de las 14.20 (17.20 en Argentina) aterrizó el avión venezolano que lo trajo de regreso a Tegucigalpa.
Zelaya dedicó varios pasajes de su discurso a agradecer a sus seguidores y a los gobiernos que lo apoyaron, entre los que destacó especialmente a los de Venezuela y Colombia, mediadores del acuerdo que firmó con el actual mandatario Porfirio Lobo días atrás y que posibilitó su regreso al país.
El ex mandatario mencionó uno por uno a los presidentes de la región que colaboraron en el proceso de la normalización institucional de Honduras, además de resaltar el rol del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, en un discurso de tono más diplomático que de lineamientos políticos, transmitido en vivo por la cadena CNN en español.
«Este día me siento honrado de saludar a los pueblos de Latinoamérica que estuvieron a la par del hondureño por vías pacíficas», agradeció y resaltó que «sin la participación de la comunidad internacional» el acuerdo que permitió su regreso no hubiera sido posible.
Zelaya marcó el espíritu con el que regresó al país al reconocer que sin la disposición de Lobo no se podría haber firmado el llamado acuerdo de Cartagena, al que denominó de «reconciliación democrática».
«Este acuerdo permite la reincorporación de Honduras a la comunidad internacional. Lobo está reconociendo derechos que se habían violado, así que la comunidad internacional tiene la obligación de reconocer derechos al presidente», recalcó Zelaya en referencia a la Asamblea Extraordinaria que realizará la OEA el miércoles, en la que se espera el reingreso del país a la organización, de donde fue expulsada días después del golpe de Estado del 28 de junio de 2009.
Zelaya pidió a su esposa, Xiomara Castro, que leyera algunos párrafos del acuerdo porque «tiene varios elementos que tienen que saber de memoria (los hondureños), es un instrumento de la comunidad internacional», resaltó.
Sin embargo, el ex mandatario advirtió, tras honrar a los caídos durante las manifestaciones de apoyo en los días posteriores al golpe y durante el régimen de facto, que continuará luchando junto al Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) por la plena democratización de Honduras.
«No se derramó la sangre en vano porque estamos en pie de lucha manteniendo nuestras posiciones vigentes. Resistencia pacífica compañeros. Resistencia es hoy el grito de victoria del retorno a Honduras de todos los derechos y las garantías de la democracia hondureña», remarcó en un escenario ante los miles de ciudadanos que estuvieron esperándolo durante varias horas.
Los dirigentes del FNRP calcularon que al recibimiento de Zelaya acudió más de medio millón de personas provenientes de todo el país.
Zelaya hizo su retorno a Honduras después de 23 meses del golpe de estado cívico-militar que lo derrocó y envió al exilio, y es el primer paso, establecido en el acuerdo de Cartagena, para que este país sea reincorporado a la OEA el próximo miércoles.
El ex mandatario llegó con más de tres horas de retraso de la hora prevista, procedente de Nicaragua, acompañado por su esposa, el canciller venezolano, Nicolás Maduro; el secretario de Estado de República Dominicana (en representación del presidente Leonel Fernández) el ex presidente de Panamá Martín Torrijos, la ex parlamentaria colombiana Pilar Córdoba, el asesor presidencial brasileño Marco Aurelio García, y otros representantes y periodistas de Suramérica, Europa y Estados Unidos.
En Tegucigalpa, lo esperaban Insulza y la canciller colombiana María Angela Holguín en el Palacio Presidencial junto a Lobo, quien organizó una cena a Zelaya y a las personalidades extranjeras, informaron las agencias de noticias ANSA, DPA y Prensa Latina.
Zelaya regresa con un gran capital político para competir en las elecciones de 2013, pero para ser candidato debe lograr primero que se reforme la Constitución, que prohíbe postularse a los ex mandatarios, por lo que algunos dirigentes del FNRP han sugerido que la candidata sea su esposa Xiomara.
Sin embargo, poco antes de partir hoy desde Managua descartó que por el momento piense postularse a la primera magistratura, aunque insistió en que buscará la convocatoria a una Asamblea Constituyente, principal argumento del golpe de Estado que lo derrocó.
«No es mi propósito por el momento, simplemente es establecer mecanismos democráticos en el país», aseguró, no obstante, Zelaya al ser consultado por CNN sobre si busca volver a la Presidencia.
Zelaya fue elegido presidente en el 2005 luego de derrotar en las internas del Partido Liberal a Roberto Micheletti -presidente de facto tras el golpe de Estado- y en las generales a Porfirio Lobo, en un comicio que enfrentó a las dos fuerzas tradicionales y conservadoras de Honduras.
El regreso a la OEA previsto para el miércoles, y que cuenta sólo con la oposición de Ecuador, permitirá que Honduras reciba nuevamente créditos y ayuda extranjera, algo vital para un país donde el 70 por ciento de sus casi 8 millones de habitantes están sumidos en la pobreza y sobreviven con cuatro dólares al día o menos, según cifras oficiales.
No todos los hondureños recibieron con los brazos abiertos a Zelaya, pues tiene enemigos en la clase dirigente hondureña, incluso dentro del Partido Liberal, la agrupación que lo llevó a la presidencia en 2006 y que quedó fracturada tras el golpe.