La comunidad del barrio Mama Antula celebró con júbilo la fiesta central en honor a su Santa Patrona en una ceremonia religiosa que fue presidida por el obispo Vicente Bokalic y concelebrada por el padre Gastón Cuello.
Las actividades en honor a la primera Santa Argentina se iniciaron con una procesión por las calles del barrio y luego la concentración en el boulevard donde se encuentra el templete, espacio elegido para la celebración religiosa.
Animados por la fe y el gran camino recorrido por María Antonia de San José, los fieles de distintas comunidades se hicieron presente en la primera misa tras su canonización, por lo que fue un encuentro muy especial.
En su homilía el obispo Vicente Bokalic señaló: «Así como estamos sufriendo esta crisis tan profunda, tenemos el regalo de esta mujercita que se crió entre nosotros. Su sangre, su vida, y todo el aprendizaje lo obtuvo en esta tierra. Tuvo adversidades tan fuertes y su condición de mujer no era respetada , ella padeció un montón de cosas que nos lleva a preguntarnos cómo hizo para sobreponerse y salir a anunciar a Jesús».
«Pues la respuesta fue que su riqueza y tesoro más grande era hacerlo conocer, su fortaleza era Dios. María Antonia fue descubriendo su don y comenzó a caminar, a peregrinar invitando a la gente a los encuentros, ese fue su primera gran enseñanza la de poner nuestra confianza en Dios», destacó.
Más adelante indicó: «El lema que la acompañaba fue ‘llevar el amor de Dios hasta el final’ porque él quiere que vivamos con alegría, dignamente y eso lo aprendió y compartió María Antonia. Jesús enseñaba a ser activo, trabajar y ocuparse de las necesidades, pero también saber parar para escuchar a Dios».
«María Antonia lo escuchó -continuó- le habló, confirmó esa voluntad y recibió su bendición. Cuando somos capaces de parar un poquito descubrimos que Dios no nos abandona. Enseñar el camino de Jesús tiene un valor inmenso porque él va a ir haciendo su milagro entre nosotros y nuestra Santa va a iluminar cada paso».
Antes de finalizar la celebración el prelado impartió su bendición con la reliquia de Santa Mama Antula y posteriormente el padre Cuello hizo lo propio con cada uno de los presentes que se acercaron a tomar gracia.