El piloto argentino, que falleció este domingo en Necochea cuando cayó de su moto, se sumó a la lista negra del rally, que ya tuvo una muerte en cada una de sus ediciones en Sudamérica.
En el debut de la aventura en Argentina, en 2009, el francés Pascal Terry falleció por un edema pulmonar en un camino de La Pampa. Fue en su propia ley, al lado de su moto. Al año siguiente, en Córdoba, llegó el turno de una aficionada, Sonia Gallardo, que estaba a un costado del camino y fue atropellada por uno de los vehículos del rally.
En 2011, también en Argentina, el peón rural Marcelo Reales manejaba su propia camioneta por una ruta provincial de Catamarca cuando fue embestido por el auto del argentino Eduardo Amor.
Ya en la primera edición del Dakar, en 1979, hubo una víctima mortal, la del motociclista Patrick Dodin. La tragedia también golpeó al creador de la carrera, el francés Thierry Sabine, quien falleció tras la caída del helicóptero en que se trasladaba de una etapa a otra.
En total son 57 los muertos oficiales por esta carrera. De ellos, 22 fueron competidores.
Hay muchos antecedentes para no dejarse sorprender por la muerte de Martínez Boero. Está en la cotidianidad del Dakar. En África -donde decenas de niños han sido atropellados en ediciones pasadas- y en América del Sur.
