Richard «Conejo» Gutiérrez, el vecino del balneario uruguayo Barra de Valizas considerado el principal sospechoso por el crimen de Lola Chomnalez, recuperó hoy la libertad y el expediente volvió a fojas cero. Sin embargo, la jueza uruguaya Marcela López ordenó nuevas medidas de prueba y abrió una nueva línea de investigación.
El periodista local Robert Santurio contó a Infobae que un equipo de la Dirección Nacional de Policía Científica llegó a última hora a los tribunales a Rocha a pedido de López. La magistrada pidió que se amplíen las pericias practicadas a tres objetos hallados en la escena del crimen: una colilla de cigarrillo, un buzo de hombre y un pedazo de madera con un mechón de pelos.
Además, según Subrayado la jueza López ya tendría a su disposición el resultado de la pesquisa al teléfono celular de Lola. La idea es corroborar o descartar la hipótesis de que la joven conoció a su agresor la noche anterior.
Una fuente directa de la investigación reveló a este medio que se pidió un análisis toxicológico para determinar si Lola consumió algún tipo de estupefaciente. La misma fuente puso en duda tres datos de la autopsia divulgados por el perito Rubén Castro. En primer lugar, rechazó la idea de que la menor haya sido atacada con un cuchillo de cocina. «Sería un arma de hoja pequeña. Por eso los cortes no fueron profundos, aunque esto es sólo una suposición», comentó.
En esa línea, desmintió que el cuerpo de Lola haya tenido una lesión en la yugular («la herida no llega tan lejos») y deslizó que «el golpe en la cabeza no es un puñetazo, sino que se produjo cuando le apoyaron la cabeza contra la arena».
En tanto, la Policía de Rocha y la Prefectura Naval rastrillaron la zona con un helicóptero y drones a fin de hallar la mochila rosada y otros objetos que llevaba la adolescente al momento de desaparecer, y que aún no fueron encontrados.