Cómo es el acuerdo de Richmond para fabricar la Sputnik V en el país y para quiénes serán las vacunas

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El Fondo Ruso de Inversión Directa anunció este martes que la vacuna contra el coronavirus Sputnik V será fabricada en la Argentina a partir de junio. La idea es que sea el comienzo de un camino que, si todo sale bien, terminaría con el proceso de producción completo en el país. Mientras tanto, a partir de este invierno lo que se hará aquí es la última parte del proceso, vinculada con el filtrado y el llenado de los viales.

Fuentes del laboratorio Richmond, encargado de llevar adelante este trabajo en el país, aseguraron a Clarín que “todo lo que se produzca en Argentina será para uso local, según fueron las conversaciones en Rusia”. Esta noticia se conoció mientras el presidente del laboratorio, Marcelo Figueiras, se encuentra en aquel país ajustando los detalles del proyecto.

El objetivo de Rusia sería que, en poco más de un año, Figueiras y su empresa puedan fabricar la vacuna desde cero en Argentina y exportar a Latinoamérica. Para eso todavía tienen que construir una planta en Pilar y realizar todo el proceso de transferencia de tecnología. Mientras tanto, el laboratorio argentino recibirá el principio activo de la vacuna que enviarán los rusos y terminará el proceso productivo.

Según las fuentes del laboratorio, para el mes de junio ya podrían estar completando la fabricación de un millón de dosis mensuales y, para agosto, cinco millones cada 30 días. De todos modos, desde el laboratorio admiten que para que eso ocurra Argentina todavía seguirá dependiendo de que el principio activo de la vacuna llegue en tiempo y forma desde Rusia.

Todo cambiaría, se supone, cuando alrededor de junio de 2022 la nueva planta de producción de Richmond pueda estar finalizada y entonces empezaría otra etapa. Según lo previsto, el laboratorio indio Hetero hará la transferencia de tecnología al laboratorio argentino para que pueda comenzar la fabricación local del principio activo y a gran escala.

La asesora Cecilia Nicolini, la ministra Carla Vizzotti y Marcelo Figueiras, con los viales de la vacuna Sputnik V. Foto: Télam

Foto: Télam

Las fuentes del Fondo Ruso de Inversión consultadas no pudieron confirmar si, a partir de junio, las vacunas Sputnik V que todavía resten llegar a la Argentina, según el contrato de compra ya firmado, saldrán del laboratorio Richmond. Según dijeron, es probable que exista una combinación de la producción local con aviones que seguirían trayendo dosis desde Moscú.

Las fuentes del laboratorio Richmond consultadas pusieron en valor la noticia: “Hay que bajar los decibeles, por ahora vamos a seguir dependiendo del proveedor”, dijeron. De todos modos, hay un primer punto a favor que surge de este acuerdo inicial: para Rusia sería más sencillo exportar el principio activo que el producto terminado, con lo que la disponibilidad de dosis de la Sputnik V se agilizaría.

Otro dato importante es que Richmond, según el plan, se encargará de la producción tanto del componente uno como del componente dos de la vacuna. Es decir, primera y segunda dosis. Es sabido, igual, que la disponibilidad del principio activo de la segunda dosis es inferior al de la primera.

Salvando las distancias, lo que en esta primera etapa hará Richmond para el Instituto Gamaleya tiene un parentezco con la parte de la producción de la que hoy debe encargarse el laboratorio mexicano Liomont, a partir de la recepción del principio activo que produce en Argentina para AstraZeneca el laboratorio MabXience.

Desde la cuenta oficial en Twitter de la vacuna Sputnik V, destacaron la noticia y le expresaron al presidente Alberto Fernández el entusiasmo por la posibilidad de producir la Sputnik V en Argentina. «Ya estamos protegiendo a gran parte de nuestra población con esta vacuna y da excelentes resultados», señalaron desde la cuenta rusa.

Desde el Gobierno argentino celebraron el avance en la producción local de las vacunas contra el Covid-19, pero pidieron prudencia respecto a los plazos, en relación a cuándo se podrá iniciar la producción local. «Es un proceso biológico que puede tener demoras y algunas dificultades hasta alcanzar los niveles óptimos». Eso será cuando llegue el momento de la segunda etapa, que como adelantaron en Richmond se espera que ocurra dentro de un plazo de 14 meses.

Pablo Sigal/Clarín

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