Boca dio el primer paso en su camino en la Copa Argentina, más allá de que ofreció una actuación preocupante: gracias a los goles de Sebastián Villa y Gonzalo Maroni, le ganó 2-1 a Claypole, equipo recién ascendido a Primera C, que se había puesto en ventaja con la conquista de Landaburu. Y no sólo complicó en largos retazos del encuentro al bicampeón del fútbol argentino, sino que además lo pudo (y mereció) empatar en la última acción del cotejo.
El humilde equipo campeón de la última edición de la Primera D ofreció seria resistencia en el primer cuarto de hora, su mejor momento. Presionando en campo contrario, con plena concentración y prolijidad en el traslado. Y sorprendió al elenco alternativo de Miguel Ángel Russo.
Un Boca al que le costó progresar más allá de tres cuartos de cancha, a pesar de que buscó ser ancho, con Villa y Zeballos bien profundos, y Medina, Varela y Cardona como posibles socios. Pero por la motivación de enfrentar al poderoso, lució mejor plantado el Tambero, que a los 10 minutos perdió al habilidoso Carballo por la patada de Capaldo que mereció la tarjeta amarilla.
A los 22 minutos, Claypole llegó a fondo por duplicado. Carone pisó el área gambeteando y obligó a la salida apurada de Javier García. Segundos después, Landaburu, de cabeza, le hizo viento al travesaño.
El acoso del Tambero continuó hasta que llegó a la red. Tras una enorme jugada preparada, a los 27′, Pezzani remató y Mas rechazó con la testa en la línea. Y, a los 29, Landaburu transformó en el 1-0 el pinball que se armó dentro del área tras un córner en el que Claypole monopolizó el espacio aéreo y todos los rebotes.
El gol ofició de despertador para Boca. Que asumió la responsabilidad y comenzó a tirarle la jerarquía a su rival, sobre todo en el uno contra uno. Así, Zeballos reventó el travesaño y, a los 35′, Villa cerró una acción individual anotando el 1-1.
En el segundo tiempo, las piernas de los futbolistas de Claypole no respondieron de la misma manera. El desgaste de la primera etapa comenzó a advertirse. Así, Boca redujo el espacio a transitar y se afincó en campo contrario. El Tambero redujo espacios y aguantó. Aún sin profundidad, los orientados por Russo contaron con oportunidades para convertir. Como la arremetida de Medina en la que el juvenil no consiguió darle la dirección deseada a la pelota.
El DT xeneize apeló a los cambios para ganar peso ofensivo y pasar el sofocón: Franco Soldano y Gonzalo Maroni saltaron al campo de juego. Pero a los 27 minutos del complemento el que casi vuelve a ponerse en ventaja fue el elenco de la C: Iglesias llegó hasta el fondo a espaldas de Capaldo y García tapó con la pierna cara a cara con su rival.
Hasta que el juvenil ex Sub 20 y Sampdoria dibujó una finta en el borde del área y, con un remate ayudado por el arquero Libares, le inyectó oxígeno a Boca, más allá de la actuación deficiente. De hecho, con un intento del ingresado Godoy, el Tambo casi vuelve a sorprender.
Casi un símbolo de lo que sucedió en Lanús, en el último suspiro del cotejo, Juan Cruz Iglesias (la figura del pleito) desbordó por izquierda y lanzó un buscapié que ninguno de sus compañeros alcanzó a desviar. Hubiera sido el merecido empate, por ímpetu y compromiso.
Boca ya venía de dejar una imagen pálida en el empate 1-1 ante Sarmiento en La Bombonera. El próximo domingo tendrá un choque de riesgo ante Vélez en Liniers, por la Copa de la Liga. Y deberá ofrendar varios ajustes para mostrar otro funcionamiento, que no deje expuestas todas sus falencias, algo que consiguió (y con creces) el humilde e hidalgo Claypole.
Boca se enfrentará a Defensores de Belgrano en los 16avos de final de la Copa Argentina: en la fase anterior superó a Almirante Brown.