Daniel Scioli: «La gente me lo pide, ‘únanse para defendernos'»

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Daniel Osvaldo Scioli tiene varias obsesiones cotidianas: el deporte a la mañana, el tablero de ajedrez antes de irse a dormir y el dulce de membrillo todo el día. No come alfajores que no sean rellenos de esa fruta, ni chocolate, ni dulce de leche. «El membrillo hace bien, es sano para el estómago», comenta sentado contra la ventana de un bar playero de La Lucila del Mar, en el Partido de la Costa, a donde llegó para presentar un libro de conversaciones titulado «El otro camino» (Planeta) y para reunirse con intendentes peronistas, exactamente 22 años después de su lanzamiento a la política.

El 25 de enero de 1997, el mismo día que mataron al reportero gráfico José Luis Cabezas, el hasta ese momento crack de la motonáutica anunció que saltaba del mar hacia las arenas movedizas de la política, apadrinado por el entonces presidente Carlos Saúl Menem.

El mismo día pero dos décadas más tarde Scioli llegó a La Lucila desde Mar del Plata. En «La Feliz», la mañana del 25 de enero corrió 12 kilómetros, una mínima parte de los cuales fue perseguido por una periodista. «Yo para hablar con la prensa me siento, pongo una hora y charlamos tranquilos, como hago con vos. No puedo dar una nota corriendo», aclara con un tono que oscila entre la incredulidad y el estupor.

Pero el malestar dura poco y enseguida, mientras bebe un té con leche, arranca a interpretar la situación del país y del año electoral, para el que, al igual que otros referentes del peronismo, cree que hay que conformar un frente de unidad que sirva para derrotar a Cambiemos.

-Sus últimos años como gobernador y como candidato presidencial fueron marplatenses pero también estuvo unos cuantos veranos en Pinamar, sobre todo en los 90. Son dos balnearios bien diferentes. ¿Tiene alguna preferencia?

-Quizás en Mar del Plata me encuentro más con mi grupo de amigos, con gente de siempre, con gobernadores, me encuentro en ese circuito de salir a correr por la rambla y hacer lo que llamo el «Bristol Test».

-¿Bristol Test?

-(Sonríe) Lo llamamos así en broma, te da la posibilidad de meterte a cara abierta a caminar por la playa y la gente te cuenta sus problemas, que tienen que ver con las principales preocupaciones: las tarifas, que el sueldo no alcanza…
La respuesta se interrumpe. La camarera del bar se acerca a la mesa en la que se desarrolla la entrevista con un jarrito de leche que pidió Scioli para teñir su té y dos generosas porciones de pastafrola de membrillo de regalo. «¡Mirá qué gesto, me trajeron pastafrola!», elogia y agradece, como un niño delante de un obsequio navideño, antes de atacar una porción con la cuchara del té. Entonces, mientras mastica, retoma.

-Y aparte Mar del Plata es una ciudad que necesita… me preocupa su situación porque es muy sensible al contexto nacional, necesita permanentemente una complementación entre el gobierno local, la Provincia y la Nación. Hay desencuentros. Mar del Plata refleja una situación con sus lugares emblemáticos, la (confitería) Boston cerrada, las calles rotas, si bien hay un movimiento turístico razonable, hay bajo consumo, fíjate los teatros, castigados por las tarifas. Son temas que planteo, hay que desdolarizar tarifas, aplicar cuestiones razonables.

-De acuerdo con los resultados que le da su Bristol Test, ¿cree que Cambiemos perdió noción de la realidad que vive el argentino promedio?

-Yo voy a ser siempre respetuoso pero sí voy a tener firmeza en sostener que había otra manera de resolver los problemas pendientes y hay que prestarle mucha atención a la situación de los trabajadores y de una clase media que ve cómo se han ido deteriorando su nivel de vida, sus ahorros. Si tenés 25 pymes que cierran por día es grave. Hay que incentivar desde la educación el desafío de las nuevas tecnologías, por eso se crearon nuevas universidades, por eso las escuelas técnicas, el ministerio de Ciencia y Tecnología, las escuelas agrarias, había un marco y en esto estamos trabajando, porque obviamente hay una pesadísima deuda por delante que te condiciona en muchos aspectos, no solo en lo económico. En lo político también. Se vio reflejado en lo que pasó en las últimas horas con Venezuela.

-¿Por qué le puso «El otro camino» al libro? ¿Cuál sería ese otro camino?

-Porque la gente no tiene que perder la esperanza y no tiene que resignarse. Mandela dijo «en la vida hay dos caminos: resignarse o luchar» y yo veo a la gente muchas veces resignada. Además, Cambiemos dice que este es el único camino, pero no es así. Yo estaba convencido en 2015 y ahora más que nunca por haber actualizado mis propuestas, que la Argentina tiene que ir por un nuevo camino. Para lograrlo muchos dicen que la unidad es difícil, pero va a ser más difícil para la Argentina, en especial para los trabajadores y la clase media, continuar en este camino.

-Ese camino además de diferenciarse del que eligió Cambiemos para gobernar, ¿es distinto al que recorrió usted mismo con el kirchnerismo?

-Yo hablo de cómo se solucionan los problemas de ahora en más. Y tiene que ver con recuperar el poder adquisitivo del salario, las jubilaciones, generar desde el sector financiero una palanca para el desarrollo de la inversión productiva, bajar los impuestos, esto es fundamental, este nivel de presión fiscal, que surge de hablar con comerciantes, no se puede sostener. Las Pymes se la pasan pagando impuestos, hay algunos que son imposibles. Hay que ir a una simplificación y reducción de impuestos.

-Cuando se habla de que la posibilidad de una vuelta de Cristina Fernández de Kirchner condiciona al mercado, ¿de dónde surge a su criterio ese análisis?

-Ante la falta de resultados, se busca permanentemente poner la responsabilidad en la herencia, que no vienen inversiones por la incertidumbre política. En mi caso yo fui muy claro, dije que Argentina no podía siempre volver a empezar, y cada una de las responsabilidades que he tenido fue un fiel ejemplo de que se respetaban las buenas políticas, los buenos colaboradores y los compromisos contraídos. Argentina tiene que dar señales de certidumbre y confianza de que se van a respetar estas reglas.

-¿Si la oposición gana las elecciones este año usted cree que entonces se respetarán los compromisos asumidos por Cambiemos?

-A ver, es el compromiso del Estado argentino. Hay que plantearlo desde el sentido común: ayúdennos a crecer para que podamos pagar. Es como en una familia o una empresa. Si no crecemos no vamos a poder pagar. ¿Cómo logró Argentina cancelar con el Fondo, cancelar con los buitres, tener superávit fiscal y comercial? Con crecimiento, con pujanza industrial. Ese es el otro camino.

-Hace unos días Daniel Filmus dijo en una entrevista con Infobae que si no había un frente de unidad iban a ser culpables de cuatro años más de Macri. ¿Usted opina igual?

-Lo dije recién, la unidad no es fácil pero va a ser más difícil para el país, para los trabajadores, para la clase media, la continuidad de una agenda como esta.

-¿Cuáles son las limitaciones para la unidad, según su lectura?

-Hay que juntar a la mayor cantidad de sectores posibles y consensuar, por eso yo dejo este libro, con ideas muy claras desde mi experiencia. Hoy se cumplen 22 años del anuncio de mi ingreso a la política, coincidió con una fecha trágica, y me solidarizo a través de Infobae con todos los fotógrafos y periodistas y la familia de José Luis Cabezas. Ese día se anunció que yo iba a disputar una diputación por la Ciudad de Buenos Aires. Nada fue fácil, fue una carrera de superación, de lo que me dio el deporte.

-¿Volvió a ver el debate con Macri de 2015?

-Sí, lo vuelvo a ver muchas veces a través de las redes. La gente yo sé que cuando ve ese debate le da mucha bronca, ‘mirá lo que nos dijeron para que confiemos en el cambio’, pero más que lo que se dijo en el debate, es lo que se hizo después en el gobierno. Tenemos la responsabilidad de plantear cómo solucionarlo en el futuro. Esto es lo que planteo, no soy de renegar en la vida, lo que pasó ya está, es como el ajedrez, cuando perdés una partida analizás, reflexionás en qué te equivocaste, bueno, trabajé en actualizar y modernizar mis iniciativas de aquel momento.

-¿Y en qué falló en ese debate?

-Fue una campaña, un debate de marcar dos caminos de cara al futuro. Uno era la agenda del ajuste y otro el del desarrollo. La gente creyó y confió, y yo respeto, que podría ir detrás de un cambio para estar mejor. Quizá yo tendría que haber puesto más énfasis en advertir ‘miren, es por acá’. Y reconocía que había problemas pendientes, como la inflación, los fondos buitres, pero en su momento Cambiemos hizo una buena campaña y por eso no hay que subestimarlos.

-¿Cómo se le gana a una coalición que sabe manejarse en la coyuntura electoral?

-Requerirá del mayor esfuerzo de nuestros dirigentes para aportar al conjunto de la Argentina una propuesta que pueda dar una certidumbre y confianza. Es lo que me dice en la calle la gente. La gente me dice «únanse para defendernos». Te lo puedo asegurar, cientos y cientos de testimonios, los tengo grabados, videítos, ‘unánse para defendernos’.

-Estuvo en Tucumán con dirigentes peronistas, en Córdoba, en San Juan, con los gobernadores. ¿Con Cristina Fernández de Kirchner habla?

-Hablo cuando es necesario. Nos conocemos tanto. Acá hay que hablar con la gente común y hacer un diagnóstico y sobre ese diagnóstico claro generar una propuesta. Y después tiene que traducirse en una propuesta política que ordene las candidatura. Estarán las PASO, los consensos, no se puede anteponer candidaturas a lo que debe ser algo central.

-¿Usted se bajaría de su pretensión de ser presidente si es necesario?

-No se trata de quién se baja y quién se sube. Creo que antepongo un esquema de unidad, propuestas y diez pilares fundamentales. En ese escenario quiero ser parte de la solución argentina. Si no se puede consensuar, si se insiste con ir todos divididos, si se insiste con anteponer cuestiones personales o individualismos sobre el interés colectivo… la gente nos pide eso. Como seguramente a Cambiemos le pidieron ‘únanse porque queremos terminar con el gobierno’ y Macri les decía ‘quédense tranquilos no vamos a devaluar’, las cosas que él sentía que tenía que decir para ganar la elección. Yo evalúo los resultados, con indicadores clave: niveles de empleo, de pobreza, situación económica. Pero la gente no quiere que le comentés los problemas, quiere que le digas cómo se resuelven.

-Mirar hacia adelante.

-Obvio. Pero la gente no me lo pide a mí. Esto es muy profundo, va a exigir un gran acuerdo nacional, una coalición amplia, un gobierno de unidad nacional, es bravo lo que tenemos por delante, 40 mil millones de deuda. Y eso te va condicionando en un montón de cosas: en la independencia y libertad para tomar decisiones autónomas, en el posicionamiento con respecto a políticas internacionales. Ojalá que podamos pagar la deuda lo antes posible pero para eso hay que crecer. Y para eso nos tienen que comprar lo que producimos. Este no es el camino.

-¿Se imagina en una gran interna opositora incluido Lavagna?

-El país va a necesitar de las mejores ideas de todos y cada uno. Vos me podés nombrar a los que están en el Frente Renovador, en el peronismo, en la Alternativa Federal, los que están en Unidad Ciudadana, esta situación argentina, lo digo con humildad, la veo con preocupación. Necesitamos de todos.

-¿Por qué cree que Cristina Fernández de Kirchner arrastra al menos un tercio del electorado con intenciones de votarla a pesar de 12 años de gobierno y de perder las últimas dos elecciones?

-La gente reconoce que con sus políticas vivía mejor, tenía la heladera llena, se iba de vacaciones, prendía el aire acondicionado, cambiaba el auto y encima el país estaba desendeudado. Esto está en la gente: antes estaba mejor. El desafío ahora es una nueva realidad.

-¿Cuál es el tema que a la gente le interesa que ustedes los políticos debatan? ¿La economía? ¿La inseguridad?

-Todo tiene que ver con todo. La inclusión social, la desigualdad genera grietas, violencia, condiciones adversas, para mí lo que hay que discutir fundamentalmente es replantear las prioridades en materia de política económica, y eso es el consumo interno, la industria argentina, recuperación del salario y la rebaja de impuestos. El Gobierno piensa que si sigue aumentando el impuesto va a recaudar más, y está demostrado que con menos impuesto y más actividad económica y menos economía informal, recaudás más. Este es mi pensamiento. El tema de las tarifas, entre dejarlas congeladas y aumentarlas, el FMI advierte que va a ser duro, y buscan el ajuste sobre los trabajadores y el sistema previsional.

-En el Gobierno creen que si en lo que queda del año hasta las elecciones hacen las cosas bien, ganan. ¿Qué cree?

-Ellos son muy organizados y profesionales para las contiendas electorales. Hay que respetarlos. Yo lo vi. Y hoy tenés un gobierno con otras ideas, con un gran apoyo de factores de poder muy importantes, que está unido. Y organizado. Nosotros éramos los que teníamos que estar unidos y organizados y estamos desunidos y desorganizados. En campaña Cambiemos rinde más. Por eso digo que si vamos divididos nos van a ganar en primera vuelta. La unidad es difícil pero si no la logramos va a ser más difícil para Argentina y los trabajadores y la clase media, si continúa esta gente y esta política de ajuste.

-¿Con unidad de un frente nacional ganan en primera vuelta?

-Puede ser. Creo que tendría seguramente muchísimas más posibilidades. Y sería lógico que a una coalición de gobierno la enfrente otra coalición, pero no «en contra de», sino por la positiva, para desarrollar el país, para avanzar.

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