Daniel Scioli se da vuelta.
—¿Cómo me dijo? —levanta la voz, intentando que el bullicio del salón no siga impidiendo el diálogo.
—Le preguntaba por las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional—repite Infobae
—El objetivo de reducir el déficit es noble. Pero cuando el nutricionista te dice que tenés que adelgazar lo razonable es que te programe una dieta, no que diga que tenés que dejar de comer —utiliza una peregrina figura para castigar al Gobierno.
En el primer piso del San Juan Tennis Club, donde se celebra un nuevo aniversario del Movimiento Productivo Argentino, la situación económica es el tema excluyente. El ex gobernador se sienta en una mesa contigua a la principal, donde Eduardo Duhalde plantea la necesidad de alcanzar de manera urgente políticas de consenso.
—Lo que está pasando es tremendo, es muy riesgoso —arenga el ex presidente.
Lo mira a su lado Ricardo Alfonsín, otro de referentes del espacio de diálogo multipartidario que el bonaerense creó hace 17 años para capear la crisis. A esa altura Felipe Solá ya había partido raudo hacia otros compromisos. En cambio, Scioli sigue el discurso con atención, flanqueado por Alfredo y Gonzalo Atanasof.
Un menú austero, de pollo con porotos, sintoniza con la realidad que todos y cada uno de los presentes describe. «Se vive cada vez con menos. Es ajuste tras ajuste. Hay recesión con inflación. La situación es apremiante para muchísima gente», describe Scioli tras avenirse a un diálogo express con este portal.
—¿A qué se refiere?
—La gente no da más y el Gobierno pretende salarios por debajo de la inflación.
—¿Y usted qué haría?
—Tenemos que recuperar el mercado interno. Y para eso, entre otras cosas, tenemos que mejorar los salarios.
—¿Y cree que hay vocación de reabrir las paritarias?
—No lo sé. Pero hay que desdolarizar la economía, porque de lo contrario vamos a seguir viendo cómo los alimentos, las tarifas y las naftas suben mientras los salarios quedan relegados.
Duhalde pide atención y vuelve a cargar las tintas contra el gobierno. «La Argentina no tiene salida por el camino que vamos», afirma desde un micrófono inalámbrico. Jorge Vanossi, Eduardo Camaño y Hugo Quintana, se exhiben generosos a la hora de aplaudir.
Desde unas mesas más alejadas también regalan su aval Alberto Samid, Miguel Angel Toma, Hugo Franco, Fernando Galmarini, Matilde Menéndez, Carlos Brown, Carlos Ben y Julio Pereyra.
Atento a eventuales acusaciones sobre la foto color sepia de la noche, Alfonsín se muestra rápido de reflejos alertando a los que «confunden lo nuevo con lo bueno». Y paso seguido alienta a Mauricio Macri a convocar a todas las fuerzas políticas, de la producción y del trabajo para congeniar una programa consensuado.
«Yo también creo que hay que consensuar y pacificar. Hay que acercarse al que está lejos para terminar con esta incertidumbre», dice Scioli entre bocado y bocado, recordando ¨La teoría de la aproximación indirecta», uno de los libros preferidos del Papa Francisco.
En rigor de verdad, el texto del oficial británico Basil Henry Liddell Hart sostiene que el mejor método para ganar una batalla no es a través de un ataque frontal sino envolviendo al enemigo, de manera tal de exponerlo y derrumbar su resistencia.
«Todos saben que yo hablo en el marco del respeto institucional, y dentro de ese respeto digo que el Gobierno tiene que cambiar las prioridades. El capital no es romántico ni benévolo. Nos fuimos desfinanciando con la quita de retenciones, se abrieron indiscriminadamente las importaciones y la Argentina se convirtió en un paraíso financiero», señala el diputado de Unidad Ciudadana.
—¿Usted no hubiera quitado las retenciones?
—Lo hubiese hecho de manera gradual, no como hicieron con la minería, de un día para el otro. Lo mismo con los subsidios. Siempre hay que buscar un equilibrio, siempre hay que poner el foco en atender la situación social.
—Pero el Gobierno habla de una inversión social mayor al del gobierno de Cristina Kirchner
—La ministra Carolina Stanley es muy capaz. Pero el mejor comedor es la mesa familiar, lo mejor no es que crezcan los comedores.
—Ya muchos dirigentes del PJ manifestaron su vocación de ser candidatos el próximo año ¿Usted competirá por algo?
—Como me dijo una vez Lula, las chances de los candidatos dependen de las condiciones de cada elección. Para eso falta. Primero hay que dar una discusión dentro del partido.
—¿Qué discusión?
—No de nombres sino de políticas. El PJ tiene que trabajar para que la gente recupere los derechos que fue perdiendo. Antes podías prender el aire, ahora te piden que lo apagues. Yo, desde el lugar que esté, voy a contribuir para que la gente recupere los derechos perdidos.
—Pero el PJ está dividido. Hay dirigentes que no quieren ir con Cristina Kirchner.
—Esto recién empieza. No nos apresuremos.
—¿Tiene alguna expectativa del acuerdo con el FMI? Macri la tiene.
—Macri quiere mostrar que de la mano el Fondo nos salvó, que es distinto. Yo lo veo dificultoso. Pero él, por el lugar que ocupa, naturalmente tiene que mostrarse optimista. Pero no hay nada para celebrar.