Qué deberán mejorar los Pumas en el Mundial 2019, más allá de los duros rivales del sorteo

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La mueca de resignación en la cara de Guy Novès cuando su seleccionado cayó en el Grupo C lo dice todo: nadie quería estar en la misma zona que los Pumas . En definitiva, los argentinos ya se habían condenado al llamado «Grupo de la Muerte» al haber quedado novenos en el ranking. Restaba saber el grado de dificultad que entrañarían sus rivales. Y si bien al equipo de Daniel Hourcade no le será nada fácil repetir la actuación de los últimos tres mundiales y pasar a los cuartos de final, tanto o más preocupados quedaron Inglaterra y Francia, sus compañeros de ruta.

El sorteo de grupos para el Mundial de Japón 2019 realizado en la madrugada de ayer en Kyoto no fue benévolo con la Argentina. ¿Podría haber sido peor? Bastante. ¿Podría haber sido mejor? Un poco. Inglaterra y Francia son dos potencias de fuste y vencerlos demandará un trabajo arduo en los próximos dos años, dos meses y nueve días, la distancia que separa a esta fecha del partido inaugural en el Estadio Nacional de Tokio. A cuartos de final se clasifican los dos primeros de cada grupo, por lo que hay que vencer al menos a uno de ellos para pasar.

El sorteo tampoco fue gentil con la parte de abajo del grupo: el ganador de la eliminatoria entre Estados Unidos y Canadá y el segundo del triangular entre Fiji, Samoa y Tonga completarán un quinteto que no da respiro ni deja margen de error.

El disgusto de Novès tiene una justificación: en los últimos dos enfrentamientos entre la Argentina y Francia en Mundiales, el festejo fue para los de celeste y blanco, precisamente en suelo francés durante el certamen de 2007. El restante choque se produjo en los cuartos de final de 1999, donde se impusieron Les Bleus.

Eddie Jones, en cambio, pareció alegrarse con la desgracia que volvió a recaer en su seleccionado, que por segunda vez consecutiva comparte el grupo con dos de los mejores nueve del mundo. En el último Mundial disputado en su casa, fue víctima de Australia y Gales y se quedó por primera vez afuera de los cuartos de final. Con el aval de ser el mejor equipo del momento (17 victorias en 18 partidos desde que asumió), el entrenador australiano confía en el potencial de su equipo. Los antecedentes ante los Pumas lo favorecen, ya que se impusieron las dos veces que se enfrentaron en Mundiales, en 1995 y 2011.

Un buen anticipo de este duelo se vivirá el mes próximo, cuando Inglaterra vendrá a este país a jugar dos test-matches con los Pumas, el 10 en San Juan y el 17 en Santa Fe. Cabe la salvedad de que no contarán con 14 de sus mejores jugadores, afectados a la gira de los British Lions por Nueva Zelanda. Mejor reflejo será la revancha que ambos jugarán el 11 de noviembre, en Twickenham. Ante Francia también habrá un anticipo, en 2018.

Enfrentar a potencias, lo usual

Para los Pumas, tener que enfrentar a dos potencias se hizo una costumbre. Lo ocurrido en Inglaterra 2015, cuando además de Nueva Zelanda los rivales fueron equipos de segundo nivel (Tonga, Georgia y Namibia), es más bien una excepción en los últimos seis Mundiales. En 2011, pese a que eran cabezas de serie, debieron vencer a Escocia en un partido memorable luego de haber caído frente a Inglaterra en el debut. Como ahora, en el sorteo de 2007 tampoco habían estado entre los ocho mejores, por lo que después de sorprender a los locales en el partido inaugural hubo que superar el escollo de Irlanda, precisamente el rival que lo había dejado afuera de los cuartos de final en 2003 (donde el primero de la zona fue Australia). En 1999, los Pumas pasaron al playoff gracias a que terminaron terceros en una triple igualdad con Gales (derrota) y Samoa (victoria) camino a su primera clasificación a cuartos.

Es cierto que peor hubiera sido caer en el Grupo B con Nueva Zelanda y Sudáfrica. Las predicciones más temibles se cumplieron y por primera vez los dos equipos más poderosos de la historia del rugby se cruzarán en la zona de grupos. La víctima resultó Italia, que deberá apelar a un milagro para romper la maldición y meterse entre los ocho mejores.

En cambio, nada garantiza que hubiera sido más sencillo enfrentarse a Irlanda y Escocia en el Grupo A, donde Japón completa un trío muy atractivo. Los locales buscarán revancha: en Inglaterra 2015, luego de dar el mayor batacazo de la historia al vencer a Sudáfrica, sólo tuvieron tres días de descanso antes de caer ante los escoceses en Gloucester, derrota que les costó el pase a cuartos.

Tampoco luce más accesible el Grupo D, donde el clásico mundialista entre Australia y Gales tendrá su séptima versión. No están solos: con Fiji se replicaría en parte el Grupo de la Muerte de 2015, aunque sin Inglaterra. Los isleños son firmes candidatos a ganar la eliminatoria de Oceanía y ya frustraron a los galeses en 2007. Georgia, el país con mayor crecimiento en los últimos años, completa otra zona muy pareja.

¿Cómo se define quiénes serán los otros dos rivales de los Pumas? El segundo de la eliminatoria de Oceanía saldrá del triangular que disputan Fiji, Samoa y Tonga. Tras la primera rueda, Fiji lidera con 8 puntos, Samoa tiene 4 y Tonga, 1. Pero nada está definido, ya que restan los partidos de vuelta (del 1° al 15 de julio) y todos los triunfos fueron de los locales. El otro equipo será el ganador de un playoff entre Estados Unidos y Canadá: la ida será el 24 de junio en Hamilton, Canadá, y la vuelta siete días más tarde en San Diego.

Recuperar el buen juego

Más allá de los rivales, la preocupación para los Pumas en este tramo que resta para llegar a Japón pasa antes por recuperar su juego, que encontró su mejor versión en el 4° puesto conseguido en 2015 y desde entonces sufrió una recaída. El ingreso de los Jaguares en el Súper Rugby al año siguiente prometió consolidar el crecimiento, pero la política de no convocar a quienes juegan en Europa, más las dificultades de adaptación a este certamen, hicieron que la transición fuera más compleja de lo que se estimaba. Esto, sumado a la dificultad que entraña enfrentar a las potencias en el Rugby Championship, derivó en la caída hasta el noveno puesto en el ranking y, consecuentemente, en un sorteo durísimo.

Paradójicamente, son los mismos factores que permiten ilusionarse con un crecimiento para llegar a 2019 en condiciones de pelearle mano a mano a las potencias y volver a estar, como en cuatro de los últimos cinco mundiales, entre los ocho mejores.

La Nación

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