Desde hace siete años pasa Nochebuena con personas en situación de calle: «Ya no imagino las Fiestas en familia»

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Las Fiestas de fin de año representan la ocasión en la que las familias y los amigos se reúnen para celebrar alrededor de la misma mesa y fortalecer sus vínculos, expresar sus deseos y, por qué no, para reconciliarse. Pero, del otro lado de las ventanas de esas casas con arbolito, brindis y regalos, en las calles, hay miles de personas que no gozan de la misma fortuna. Por eso, desde 2011 Natalia comenzó a salir de su propia comodidad con la única y noble intención de compartir la cena de Nochebuena y año Nuevo con personas sin hogar para que ya no estén solas. ¿Cómo es pasar las Fiestas ayudando a otros?

Esta noche Natalia realizó la séptima recorrida de Nochebuena junto a la Fundación Sí, (de la cual es voluntaria). Lo hizo, una vez más, para compartir tiempo y risas junto a las personas en situación de calle y con las que pasan las noches en los paradores familiares de la Ciudad de Buenos Aires. La mujer que elige a los desconocidos para celebrar contó su experiencia a Infobae.

Organización. Una vez que todos los voluntarios llegaron a la esquina de Riobamba y Mitre los coordinadores asignaron la zona o parador en el celebraron la Nochebuena.

«Comencé a hacer las recorridas nocturnas en 2010, antes de que seamos Fundación Sí; ese fue mi acercamiento al voluntariado. Entonces las realizábamos sólo en invierno, pero nos dimos cuenta de que la gente que visitábamos nos necesitaba todos los días del año, porque si bien los inviernos eran crudos el resto del año también estaban solos. Así que incorporamos las recorridas de Nochebuena y Año Nuevo, sobre todo porque en ésas fechas especiales las emociones están a flor de piel. Así fue como me sumé a esta tarea y desde entonces lo hago todos los años», dijo a Infobae Natalia Joannaz, voluntaria de Síque sin dudarlo eligió por séptimo año consecutivo recibir la Navidad haciendo aquello que la celebración reclama, ser solidario con el prójimo.

Al tomar esa decisión padeció, primero, la incomprensión de sus seres queridos porque no entendían por qué no festejaba con ellos en casa; luego entendieron sus motivos y hoy la alientan a seguir con ese «camino de ida», como ella lo califica.

La satisfacción de haber compartido. Natalia es feliz celebrando la Nochebuena con personas que no tienen techo. Los visita durante todo el ao y en esta fecha tan especial también elije estar con ellos.

Natalia fue voluntaria de las recorridas nocturnas durante varios meses antes de que llegara la Nochebuena de 2011, la primera que organizó el grupo que luego dio vida a la Fundación Sí. Le tocó compartir la víspera de Navidad en un parador en el que dormían decenas de personas. Cuando llegó, junto a otros voluntarios, fue recibida por un nutrido grupo, entre ellos, familias enteras sin hogar y personas sin familias. Cada uno anhelaba ese encuentro para poder contar sus historias.

«Nos estaban esperando para compartir la primera cena de Nochebuena. Me tocó ir a un parador donde niños y adultos nos esperaban para celebrar con ellos», recordó. Las emociones se manifestaron de inmediato y sin conocerse (no era necesario saber el nombre del otro ni haberle visto antes la cara, en ése momento supieron quiénes eran de verdad) se sonrieron, se abrazaron. Las palabras estuvieron de más. Lo que siguió fue la fiesta: «Esa primera Nochebuena llegamos a un parador y se sumaron dos familias voluntarias que quisieron compartir ese festejo para conocer y compartir con otras familias.

Los niños, con toda su frescura, enseguida armaron una canchita para jugar a la pelota; en otro sector se armó el baile y en otro se reunieron a conversar. Estuvo buenísimo».

La primera sensación tras esa noche la resumió en una palabra: movilizante.

Siguió: «Nunca dejé de hacerlo. Es algo movilizante ¡y dan ganas de hacerlo siempre! Uno a su familia la tiene todo el año y cuando quiere. En mi caso no he perdido los vínculos, pero muchos de ellos sí los perdieron y éstas fechas les pesan mucho, por eso elijo hacerlo. Como soy de Entre Ríos, antes viaja al menos una fiesta para ver a los míos, pero hoy elijo quedarme y hacer las recorridas en Capital y ver a mi familia en otro momento del año».

Respecto de la recepción de esa primera celebración (al igual que las que siguieron) sostuvo: «Fue buenísima». En estos siete años le tocó compartir esa noche especial con personas que ya conocía porque las vió durante todo el año en las recorridas nocturnas, «pero a otras no y la verdad es que la recepción es maravillosa. Nosotros avisamos que vamos y ellos están esperando para contarnos algo…  Volvemos a casa con una mochila llena de historias y cosas lindas; a veces cuentan cosas tristes, pero lo más importante es que ese día hayan tenido un momento para compartir con alguien y eso nos causan mucho placer, por eso sostengo que ésto (el voluntariado) es un poco egoísta porque uno regresa con el corazón lleno. Existe la sensación de que los voluntarios somos los que estamos dando pero si hay algo que me enseñaron las recorridas es que es mucho más lo que recibimos que lo que damos. Ser voluntaria es maravilloso».

Natalia comparte su pasión por ayudar con su pareja, a quien conoció en la fundación. Ambos salen a la calle y eligen pasar las Fiestas con personas desconocidas y al día siguiente comparten el almuerzo con sus familias. «No siempre nos toca a los dos la misma zona y eso también está bueno porque compartimos desde otro lugar», señaló y confesó: «Ya no me imagino tener una Nochebuena ni Año Nuevo reunida en familia, no podría. De hecho  escapo a eso, pero no porque no quiera sino porque esto me llama y mi familia ahora lo entiende y la familia de mi novio también. Ya saben que la noche la pasamos en la calle y que compartimos con ellos el almuerzo 25 y el del 1° de enero. Esto es un camino de ida».

La voluntaria recordó a Infobae cómo fue el regreso a casa luego de haber pasado la primera Navidad en calle. «Lo viví con una sensación especial porque las historias que conocí fueron muy fuertes. Con las recorridas entendí que si hay algo que uno quiere puede hacerlo; y que ésto no es sólo hacer por el otro sino también por uno mismo como persona, como ciudadano. Es salir de la queja, hacer algo y sobre todo compartir —dijo emocionada— Para mí es un camino de ida porque cuando empecé no tenía idea de qué se trataba, pero sentí que era eso lo que tenía que hacer y allá fui… Nunca más pude dejarlo, por eso lo recomiendo».

Antes de comenzar las recorridas los cientos de voluntarios conocen las zonas que les tocara, algunos optan por recorrer en grupo familiar y con amigos.

Natalia recordó que en la primera recorrida de Nochebuena, allá en 2011, fueron 250 los voluntarios que se sumaron para compartir su celebración con desconocidos que no tenía ni familia ni hogar. Para entonces, la floreciente fundación encabezada por Manuel Lozano había cumplido un año de salir cada una de las noches para asistir a las personas en situación de calle. La idea se propagó y el sentido de solidaridad comenzó a calar en muchos corazones.

El año pasado la esquina de Riobamba y Mitre —la misma que fue el punto de encuentro de este año y que repetirá la noche del 31, a las 21:00— reunió a 750 voluntarios que lograron recorrer las 30 zonas de Capital y todos los paradores de familias en los que había entre 30 y 100 personas en cada uno.

«Fue emocionante. Gracias a que tanta gente se sumó logramos cubrir todas las zonas, unas 50 entre esquinas y paradores», agregó Natalia.

Si querés participar el 31 de diciembre de la recorrida de Año Nuevo podés escribir a recorridas@fundacionsi.org.ar o visitar la pagina web de la organización.

Cómo son las recorridas nocturnas diarias

La Fundación Sí realiza recorridas nocturnas de lunes a viernes a partir de las 20. De ellas participan un promedio de 40 voluntarios diarios que se acercan a cada una de las esquinas donde haya personas durmiendo en la calle y además visitan los paradores de familias sin hogar para compartir un rato con ellos. Lo hacen no sólo para acercarles abrigo o comida, sino para hablar, escucharlos y brindarles contención y sobre todo compañía.

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