Greenpeace y la Confederación Mapuche de Neuquén denunciaron la presencia de un enorme vertedero de residuos petroleros generados en Vaca Muerta que no cumpliría con los estándares mínimos ambientales. Los lodos tóxicos estarían siendo depositados directamente sobre el suelo sin una zona de drenaje adecuada ni un revestimiento de impermeabilización. Los ambientalistas advirtieron que podría afectar a las poblaciones cercanas, a los trabajadores y a las napas de agua. Hay una denuncia penal en curso.
El basurero petrolero en cuestión está ubicado a menos de 5 kilómetros de Añelo, el pueblo que se convirtió en la virtual capital de Vaca Muerta. Según la denuncia, es un repositorio de cutting, donde se secan y tratan los lodos de perforación que son descartados durante el proceso de extracción de petróleo y gas no convencionales. El vertedero recibe cada día los residuos de las empresas YPF, Total y Shell, entre otras que operan en la zona. Pertenece a la firma Treater Neuquén SA, se constituyó en 2012 con los aportes de los empresarios José Ignacio Lizarazu y Sebastián José Leis. La compañía, con nombres similares, tiene presencia en Santa Cruz, Chubut, Río Negro y Mendoza. Infobaeintentó comunicarse sin éxito con algún vocero de la empresa.
El vertedero fue detectado por Greenpeace en noviembre de 2017, lo que dio inicio a una investigación que incluyó un monitoreo de las actividades, el seguimiento de camiones, la toma de muestras de agua y sedimentos, y la comparación de imágenes satelitales que demostraron que el área en la que fueron depositados los residuos aumentó de 6,3 a 13,6 hectáreas entre diciembre de 2016 y octubre de 2018.
Según la denuncia, la planta sería ilegal por dos cuestiones. Primero, por las condiciones del lugar. «El vertedero no tiene un canal de drenaje adecuado, se encuentra repleto y desbordado, y el fondo y las paredes no están revestidos con un sistema de impermeabilización», advirtió Greenpeace.
Por otro lado, el vertedero no cumple con las normativas locales relativas a la ubicación de este tipo de instalaciones, ya que está a apenas 5 kilómetros de la localidad de Añelo y de cultivos agrícolas, y a 3,7 kilómetros del Río Neuquén. Según la legislación local -que fue actualizada tras el boom de Vaca Muerta-, «las plantas de tratamiento de residuos especiales y de disposición final deberán estar ubicadas fuera del ejido municipal, a una distancia mínima de 8 kilómetros de zonas urbanizadas o con proyectos de urbanización».
A raíz de la investigación, la Confederación Mapuche de Neuquén presentó una denuncia penal en la que solicitó que se investigue la responsabilidad del secretario de Desarrollo Territorial y Ambiente, Jorge Lara, el subsecretario de Ambiente, Juan de Dios Lucchelli -quien no contestó a las consultas de Infobae-, el director de Gestión de Situaciones Ambientales y Residuos Especiales, Juan Dorcazberro, el director de Fiscalización y Control de Procesos, Eric Stiefel, el intendente de Añelo, Darío Díaz, y los ejecutivos de Treater Neuquén SA, así como también los de las empresas generadoras, ya que la ley considera que también son responsables.
Tras la denuncia, la fiscalía de Delitos Ambientales y Leyes Especiales allanó el predio de 200 hectáreas que la empresa tiene Añelo a partir de una orden del juez de garantías Lucas Yancarelli.
Fuentes judiciales contaron a Infobae que en el operativo se secuestró documentación para ver si la empresa tiene los papeles en regla, aunque se espera que en los próximos días se realice un nuevo operativo en la sede central que Treater tiene en la capital provincial.
Además, el fiscal realizó una inspección ocular, en la que se tomaron unas 250 fotografías y se determinaron los lugares de los que se pedirán que se tomen muestras para corroborar si la zona fue contaminada.
«En la inspección se constató que la empresa tiene piletones a los que arrojan los residuos peligrosos, que están divididos en sólidos, líquidos y semilíquidos. Ahí son mezclados con tierra y luego llevados a uno horno en el que supuestamente se queman los residuos tóxicos», explicó la fuente.
«Los piletones tienen que tener una malla impermeabilizadora. Si no está o está rota por falta de mantenimiento, eso va a saltar en los análisis, porque la contaminación perdura en el tiempo y no se puede esconder. Entonces se van a hacer unas prospección con una técnica que se llama calicata y se va a determinar si se afectó el suelo», agregó.
Muestras al laboratorio
En mayo de 2018, un equipo de Greenpeace tomó 10 muestras de agua, sedimentos y lodos de dos sitios de fracking y del basurero petrolero. «Se encontraron altos niveles de polución que evidencian la falta de protección y una contaminación directa en los suelos y potencialmente en las napas. En los residuos se hallaron presencia de hidrocarburos y componentes volátiles que podrían alcanzar comunidades cercanas a la planta», denunció ONG ambientalista.
«Por otro lado, los lodos que conforman los residuos de la perforación hidráulica contienen metales pesados y elementos radioactivos como radón, radio o uranio. Estas sustancias tóxicas se liberan al aire o al agua y, además de los efectos sobre la salud causados por el impacto de las emisiones en el aire y el agua, tienen efectos sobre el medioambiente. Más del 40% de las sustancias causan impactos que dañan a la vida acuática y a la fauna», añadió Greenpeace.
Las diez muestras que tomó la organización fueron analizadas en los Laboratorio de Investigación de Greenpeace en la Universidad de Exeter en el Reino Unido y en otro laboratorio independiente en busca de metales, químicos orgánicos e hidrocarburos de petróleo. La idea era tener un estado de situación y saber qué es lo que los camiones llevan al basurero de Treater.
Algunos resultados:
– En la mayoría de las muestras la concentración de metales no fue alta, pero cuatro dieron muy altos niveles de bario y estroncio, mientras que en el vertedero se hallaron altas concentraciones de cadmio y plomo.
– Muchas muestras de sedimentos tenían niveles altísimos de hidrocarburos químicos. En una la concentración era tan elevada que ni siquiera pudo ser medida.
– Las muestras tomadas en el vertedero tenía niveles de hidrocarburos que en otros países serían considerados residuos peligrosos, por lo que, según Greenpeace, no deberían ser colocados sobre el suelo, ya que podría contaminar el aire, el suelo y las aguas superficiales y subterráneas. «Las concentraciones de hidrocarburos en estas muestras son tan elevadas que deben ser manipuladas mediante la contención, el tratamiento y la eliminación adecuados, en lugar de un simple almacenamiento para su evaporación en estanques abiertos», concluyó la ONG.